Cristiano Ronaldo tuvo una infancia que giró en torno al fútbol en su Madeira natal. De hecho, comenzó a destacar desde muy joven con el balón en los pies, hasta el punto de que con ocho años ya desequilibraba en los benjamines del Andorinha. Sin embargo, a esa edad se llevó más de un disgusto debido a su peculiar carácter ganador.
De hecho, según apunta Ricardo Santos, compañero de Cristiano en esa época y actual entrenador del Andorinha, todos le llamaban “bebé llorón” dentro del equipo. «Era un chico humilde, recuerdo que cuando no tenía el balón lloraba y cuando lo perdía también lloraba, aunque era buen jugador, marcaba muchos goles y driblaba mucho», recuerda el ahora técnico en un reportaje de Goal.
Asimismo, el exfutbolista Fernao Barros Sousa, que durante algún tiempo fue uno de los principales mentores de Cristiano Ronaldo, también confirmó este apodo a ese mismo medio. «A Cristiano le gustaba realmente ganar. Y cuando eso no pasaba se ponía a llorar, tanto que era conocido como el 'bebé llorón'”, comentó uno de sus descubridores.
En cualquier caso, la facilidad para derramar lágrimas de Cristiano Ronaldo en su etapa de formación no coge a nadie por sorpresa, ya que su madre ya lo reconoció en sus libros, aunque el mote que le pusieron sus compañeros resulta algo más cruel. “Cuando le pasaba la pelota a sus compañeros y ellos no marcaban, él lloraba. Se enfadaba fácilmente. Sus compañeros le llamaban llorica o abejita, porque nadie podía cogerle”, explicó hace tiempo Dolores Aveiro.
Sus regates no gustaban a los veteranos
Por otro lado, Phil Babb, que jugaba en el Sporting de Lisboa cuando Cristiano ascendió al primer equipo, también explicó que el jugador se encontró algunas dificultades al llegar al profesionalismo. En cualquier caso, el irlandés reconoce que su calidad a los 16 años ya era espectacular. «Recuerdo cuando entró en el vestuario, muy delgado, con un gran peinado. Después estuvimos haciendo un ejercicio de ataque contra defensa, todos los atacantes venían contra nosotros. Él venía contra mí, pasó la pierna por encima de la pelota una vez, dos veces, tres veces, pasa y lanza la bola a la escuadra. Los chicos se echaron a reír», comentó el viejo defensa a Sky Sports.
En cambio, el británico reconoce que quiso darle una lección de veteranía a CR en pleno entrenamiento. «La segunda vez que vino, empezó a hacer una bicicleta, pasó la pierna por encima de la pelota una vez, dos veces, se acercó y le di con el brazo en la cara. Le tiré al suelo y le dejé totalmente KO. Él estaba en el suelo, me acerqué y empecé a menear el dedo: '¡Nunca más!».
Felipe Poza