El Real Madrid ganó al Sporting de Lisboa en la vuelta a casa de Cristiano, aunque el jugador franquicia de los blancos no pudo ser protagonista por su juego este martes. Con este marcador, los de Zidane sellan su clasificación para los octavos de final de la Champions League, aunque se tendrán que jugar la primera plaza del grupo frente al Borussia, que venció en un encuentro loco al Legia en Dortmund.
En cualquier caso, las sensaciones de los madridistas fueron mucho peores que las que dejaron en su último partido liguero. El equipo empezó muy bien porque estuvo muy junto y concentrado en la primera parte, aunque tuvo verdaderos problemas para adelantarse en el marcador. Varane lo logró en la primera parte, pero tras la marcha de Bale lesionado, perdieron toda la chispa.
El Sporting se quedó con diez por la expulsión de Joao Pereira, pero aún así fue capaz de empatar el encuentro debido a una torpeza de Coentrao. En esos momentos, daba la sensación de que el Madrid podía incluso perder el partido, pero Benzema apareció para poner la cabecita y enviar el balón a la red.
Zidane volvió a dejar al delantero galo en el banquillo, para apostar nuevamente por el 4-5-1 con Isco como mediapunta y Cristiano Ronaldo como único delantero. Sin embargo, el entrenador sí dio la alternativa a Ramos tras su lesión, mientras que Nacho se quedó en el banquillo. No obstante, más allá de los nombres, la colocación del equipo fue igual de brillante que en el partido en el Calderón.
Los blancos no concedieron ni una sola ocasión al Sporting en los primeros minutos y poco a poco se fueron adueñando del partido, aunque Isco solo dejaba destellos de calidad a cuentagotas. En cambio, Cristiano y Bale estaban muy activos y con ese panorama cada centro al área portuguesa se convertía en un suplicio para los defensas. De hecho, el primer gol llegó gracias a una falta lateral en la que CR7 remató en semifallo y Varane aprovechó el balón muerto dentro del área para superar a Rui Patricio con facilidad.
En cambio, al Sporting no le quedaba más remedio que ganar este partido y por eso se estiró algo más tras el gol. Gelson Martins fue una pesadilla para Marcelo y forzó una amarilla para el brasileño en los minutos posteriores, pero fue Bas Dost el que disfrutó de la mejor ocasión con un punterazo tremendo que Ramos desvió a córner con la cabeza. Sin embargo, el de Camas no estuvo nada fino en la jugada posterior y regaló el balón a los delanteros, aunque por suerte para el central madridista el holandés se metió en fuera de juego cuando uno de sus compañeros intentó combinar con él.
El Madrid se hundió sin Bale
Ya en la segunda parte. el Madrid no empezó del todo fino y los locales tuvieron varios minutos en los que pudieron meterse en el partido. Además, Bale sufrió un pisotón en el tobillo y tuvo que marcharse lesionado, con lo que Asensio disfrutó de más de media hora de partido. El Madrid perdía una de sus principales opciones para salir a la contra, pero poco después Joao Pereira dio mucho aire a los madridistas, puesto que se autoexpulsó al darle un ligero puñetazo a Kovacic en el estómago cuando el balón no estaba en juego.
Pero el Madrid no quiso jugar en superioridad y se metió en un buen lío en los últimos minutos. El árbitro no pitó penalti por una mano sobre la línea del área de uno de los centrales portugueses, pero después sí señaló la pena máxima en una jugada surrealista protagonizada por Coentrao. El lateral madridista extendió los brazos para pedir una mano previa de Campbell y el balón fue a parar justamente a sus manos. El árbitro no tuvo más remedio que pitar penalti y Adrien Silva engañó por completo a Keylor en su lanzamiento.
Por eso, el partido enloqueció por momentos, pero la suerte volvió a sonreír a los blancos en una jugada de lo más sencilla, como ya ocurrió en el partido de ida. Ramos metió un centro al área desde una posición muy lejana, pero con eso sirvió para encontrar la cabeza de Benzema, que remató con tranquilidad muy lejos del alcance de Rui Patricio.
Felipe Poza