El Barcelona ha hecho de forma anticipada su trabajo y ha sellado su acceso a los octavos de final como primero de grupo, a falta de una jornada, gracias al empate en Alemania entre Monchengladbach y City. Messi, con un doblete, domó a un Celtic (0-2) entregado que notó en exceso el cansancio en la segunda mitad. La cuenta pudo ser aún mayor, pero Neymar, Suárez y el propio argentino erraron más que de costumbre. Marlon, el central del filial, debutó en la segunda mitad.
Duelo de ideas
Un minuto fue suficiente para vislumbrar las distintas posturas que uno y otro equipo querían adoptar. El Barcelona trataba de imponer la calma, a base de toque, aunque con cierta lentitud en la transición. El Celtic, arropado por un ambiente descomunal, buscaba el pase rápido, en largo, para atravesar las líneas sin mucho rodeo. La presión de los locales, con la defensa casi en campo rival, suponía una amenaza para el Barcelona. Sobre todo por las arrancadas de Sinclair en el carril izquierdo.
El peligro era azulgrana, sin duda, siempre generado por Messi. El argentino, que caía con frecuencia al centro del campo, metió un buen balón largo para Neymar, que el brasileño le devolvió después con un buen taconazo. Leo ganó posición en el área, pero su remate tocó en la zaga rival. Poco después fue Busquets el que con un balón largo trató de conectar con el argentino, que incomprensiblemente no consiguió pinchar un balón que le hubiera plantado mano a mano con el meta.
Messi marca el ritmo
La defensa férrea del Celtic dificultaba la llegada de los pupilos de Luis Enrique. El encuentro se mantenía abierto, y los verdiblancos conseguían su objetivo de mantener un envite aleatorio, sin dueño alguno. O al menos así fue hasta la emersión de Messi, que si bien ya había atemorizado al conjunto de Glasgow, tenía guardado lo mejor. Llegado al ecuador del primer tiempo, Neymar inventó una asistencia por encima que el argentino culminó de primeras con un zurdazo que tras tocar en el poste perforó la red.
A partir de ahí, el Barcelona manejó mejor el tempo, con el ‘diez’ caído a la izquierda, donde Neymar y Alba tenían más influencia que Rakitic y Roberto en el costado contrario. El Celtic dispuso de su primera ocasión en el tramo final, tras un disparo de Dembelé que repelió en dos tiempos Ter Stegen. Sin embargo, fue Gordon el que evitó que el equipo azulgrana acrecentara la brecha. Primero, tras adivinar la intención de Neymar en el área, y después con una intervención de mérito a un cabezazo a bocajarro de Suárez. Paradas que mantenían con vida a un Glasgow que brindó una interesante primera mitad a los suyos.
Tras el descanso, los de Brendan Rodgers seguían empeñados en hacer algo importante. Por ganas, empuje y entrega no iba a ser. Aprovecharon la inerte salida del Barcelona al césped para buscar el empate y no anduvieron muy lejos. McGregor, desde la frontal, probó fortuna tras un error de Roberto en la salida del balón. Después fue Dembelé, que pudo cabecear con comodidad, ante la pasividad defensiva de los hombres de Luis Enrique. El remate del delantero, en cambio, fue muy tenue.
La abismo de nivel entre ambos conjuntos se hizo notar minutos después, cuando en la primera llegada del Barcelona, Suárez fue derribado por Izaguirre y provocó el penalti. Messi, quién sino, ejecutó con acierto la pena máxima Un tanto que a pesar restar mucho tiempo parecía dejar sentenciado el duelo. Sobre todo por el claro dominio blaugrana, que empezaba a gustarse y a tomar el control absoluto en la medular, con más de 500 pases tras setenta y cinco minutos de partido.
Tan claro lo vio Luis Enrique, que hizo debutar al central del filial, Marlon, que dio descanso a Piqué. El empate en Alemania en el otro duelo del grupo, dejaba cerrada la primera plaza del Barcelona, que sólo parecía centrado en acrecentar su cuenta goleadora. Suárez pudo lograrlo tras un buen pase de Messi, pero su disparo en el área pequeña se estrelló en el palo. El cansancio, que afloró de forma manifiesta en los locales, impidió que se produjera un atisbo de batalla en los últimos minutos, donde el Barcelona sostuvo el balón hasta el pitido del árbitro.
Alberto Puente