El Atlético de Madrid volvió a la senda de la victoria en un campo muy complicado como es El Sadar (0-2). Simeone entendió en el derbi que el fútbol práctico le ha llevado a convertirse en uno de los equipos más grandes de Europa y que el juego preciosista está para que lo exhiban otros equipos con mayor presupuesto.
Además, tras dos partidos con Tiago como eje de su fútbol, queda claro que el equipo gana en efectividad con el portugués al mando. Este domingo el conjunto colchonero fue realmente superior a su rival, aunque un fallo de concentración de Giménez pudo costarle muy caro a los suyos. Roberto Torres falló el penalti y a partir de ahí los locales no tuvieron ni una sola oportunidad para marcar.
Por otra parte, el Atlético sabe que si mantiene su portería a cero tiene mucho ganado, puesto que el balón parado siempre está para ayudar a este equipo, aunque en los últimos encuentros no lo pareciera. Asimismo, la velocidad de Griezmann, Gameiro y Carrasco también desequilibra la mayoría de los partidos y este domingo fueron estos dos últimos los encargados de sentenciar el encuentro.
Simeone volvió a confiar en Giménez y en Tiago para ocupar la columna vertebral de su equipo, mientras que dejó a Carrasco en el banquillo para hacer sitio a Correa y recuperó a Juanfran para su once inicial. 'El Cholo' no quería ceder más puntos en Liga y por eso confió nuevamente en su vieja guardia, que desde el primer minuto no escatimó en esfuerzo.
De hecho, el equipo colchonero se pudo adelantar en la primera jugada del peligro, cuando Griezmann encontró a Gameiro con un servicio medido dentro del área, pero el exsevillista no estuvo atinado en la definición y mandó la ocasión al limbo. En cambio, cuando parecía que el Atlético tenía el partido totalmente controlado, Giménez concedió un penalti estúpido por un ligero empujón a su par dentro del área. Roberto Torres tomó la responsabilidad de lanzarlo, pero Oblak, que tiende a quedarse quieto en los penaltis, se estiró hasta el infinito para sacar ese lanzamiento.
El Atlético resolvió el encuentro en dos minutos
Así las cosas, el Atlético tuvo dificultades para encontrarse a sí mismo durante un buen rato, pero en dos minutos fue capaz de finiquitar definitivamente el partido. Primero Godín fue el encargado de abrir la lata gracias a un córner lanzado por Koke. El uruguayo saltó más que nadie para sorprender a Nauzet, que no pudo hacer nada ante el cabezazo a quemarropa. Asimismo, con ese tanto, Gameiro encontró más espacio para correr a la espaldas de los centrales y aprovechó a la perfección un servicio medido de Correa. El delantero no se puso nervioso ante la salida del guardameta y la colocó a la cepa del poste con un toque sutil.
Con este duro golpe para los rojillos, se llegó al descanso y en la segunda parte el Atlético dio un paso atrás para administrar su ventaja. En cualquier caso, el equipo local no supo crearle peligro y los minutos pasaron sin verdaderas ocasiones de peligro en el área de Oblak. De hecho, en el ecuador del segundo acto, el Atlético estuvo cerca de marcar el tercero en una jugada en la que un centro de Juanfran se paseó por la portería, justo antes de que Oier despejara el peligro con la mano, aunque Mateu Lahoz no vio el penalti claro.
Asimismo, el colegiado tampoco vio otro toque con el brazo de Unai dentro del área, aunque esta jugada fue bastante más discutible. Finalmente, un fallo de Unai dejó a Carrasco solo ante Nauzet y el belga no perdonó y concluyó la jugada con un buen disparo potente, cuando el partido ya agonizaba.
Felipe Poza