Cinco tropiezos (tres empates y dos derrotas) en trece jornadas son demasiados para un equipo que no sólo mantiene su filosofía y jugadores titulares, sino que ha reforzado su banquillo con un desembolso de 120 millones. El principal problema del Barcelona yace en la medular, ahí donde siempre había residido su virtud. Busquets y Rakitic son los principales señalados, así como los recién llegados y Luis Enrique, que no ha encontrado otra fórmula más allá de encomendarse a la MSN.
Tres empates consecutivos
Desde la época de Rijkaard el Barcelona no cuajaba un inicio tan malo en la Liga. Aquella era una etapa de transición que finalmente dio sus frutos. Muy diferente a lo que sucede en la actualidad, donde apenas han cambiado las piezas en el esquema más fiable de Luis Enrique. Sin embargo, el rendimiento dista mucho del vislumbrado el pasado curso. Empate sin goles ante el Málaga, un punto y gracias en Anoeta, y de nuevo sin triunfo ante el Hércules, un conjunto que no atraviesa por su mejor momento en la división de bronce. Si bien el pasado curso ya transitó por momentos difíciles, ahora parece haber un serio problema en algunos de los futbolistas.
Su virtud ahora es un defecto
Si por algo se ha caracterizado en la última década el Barcelona ha sido por su capacidad para someter a su rival a través de la posesión. La marcha de Xavi no fue tan dolorosa como en un principio se esperaba, pero ahora sí pasa factura. Busquets ha sido uno de los señalados en este tramo inicial de la campaña. Los equipos han encontrado mucha facilidad para anularle, y el centrocampista apenas se ofrece para dar oxígeno en la medular. Y sin el encargado de enlazar las dos líneas, los azulgranas sufren.
Rakitic es otro de los problemas que ahora mismo tiene el Barcelona, aunque por un simple bajón de rendimiento. El croata ha reducido su participación en el juego cuando más se le requería tras la lesión de Iniesta. Está a años de luz del nivel que ha ofrecido desde que aterrizó en Barcelona, y puede observarse en su dificultad para llegar a portería. Apenas asume riesgos, y concede estos a la MSN, los únicos encargados de dirigir toda la actividad ofensiva del equipo.
Recambios sin nivel
Las lesiones han hecho acto de presencia en el vestuario catalán, aunque no en mayor grado que a su eterno rival. La baja más sensible ha sido la de Iniesta, el único que ahora mismo es capaz de tomar las riendas, y que por suerte para Luis Enrique estará a disposición para el Clásico. Los sustitutos no han estado a la altura, y eso que este verano se han incorporado seis caras nuevas por unos 120 millones de euros. Todos suplentes, con vistas a que no ocurriera lo que finalmente ha sucedido.
André Gomes ha sido el que ha disfrutado de más minutos, pero sigue sin adaptarse al esquema. Se esconde, no asume riesgos, y funciona igual que podría hacerlo cualquier futbolista de la cantera: sin desentonar. Alcácer, por mucho movimiento acertado que realiza en zona de tres cuartos de campo, no ha sumado ni un solo tanto, y la situación empieza a ser preocupante. Denis tampoco ha brillado en su vuelta a casa, y Arda carece de ritmo. Iniesta y sobre todo la MSN serán los encargados de resucitar al Barcelona en el Clásico.
Alberto Puente