El RB Leipzig es el proyecto de Red Bull que mejor ha cuajado en el fútbol. Dieter Mateschitz derrocha felicidad tras comprobar cómo su equipo, un escaparate publicitario sin precedentes, manda en la Bundesliga sólo seis años después de su fundación. Y eso que hasta el momento sólo ha tirado de talonario para hacerse con las figuras emergentes del fútbol alemán. Una forma de actuar que no gusta a sus rivales, pero que ensombrece el mérito de un club que tiene como norma no fichar a ningún futbolista que supere la barrera de los 23 años.
Objetivos cumplidos
Dieter Mateschitz es un prestigioso hombre de negocios. Insaciable. Desde que fundara la marca de bebidas energéticas de Red Bull ha expandido su imperio económico hasta cotas difíciles de prever. Tras conseguir presencia en el mundo del motor a través de la Fórmula 1 y la Nascar, en el hockey y en un puñado de deportes de riesgo, ahora Red Bull deja huella en el mundo del fútbol. Tras su expansión en Austria, Estados Unidos y Brasil, el nuevo proyecto creado en la Bundesliga genera ilusión y odio a partes iguales.
El RB Leipzig fue creado hace sólo siete años en el este de Alemania, donde durante décadas ningún club había logrado emerger con fuerza. El austriaco se decantó por Leipzig por su relevante tradición, y por poseer el Zentralstadion, una joya de estadio que albergó partidos del Mundial 2006. En un principio Mateschitz pensó en comprar un club, pero las restricciones que imperaban en la Federación Alemana propiciaron que optara por crear uno nuevo desde cero, aunque con la ficha de otro club (Markanstadt) de una categoría inferior.
Un proyecto lleno de retos, en el que el club dejó las iniciales ‘RB’ que se asocian a la marca, vistió a sus jugadores de los colores de Red Bull, y denominó al nuevo estadio Red Bull Arena. Sin duda un escaparate publicitario de lo más atractivo. Los objetivos eran claros: ascender a primera división en ocho temporadas e invertir 100 millones en una década. El reto ha resultado satisfactorio, con cuatro ascensos en cinco temporadas hasta situarse este año en la primera división.
Un futuro esperanzador
Su política de fichajes ha sido cuestionada por los clubes rivales, ya que si bien escapan a la pugna por estrellas, el club se dedica a tirar de talonario para fichar a todas las jóvenes figuras que empiezan a destacar en el fútbol alemán. Una pasión por la juventud que se vislumbra en la media de edad del equipo (23,5 años) y que se mantendrá seguro en el tiempo, ya que actualmente tienen vigente una restricción que sólo les permite incorporar a jugadores que estén por debajo de los 23 años.
Puede cuestionarse si su modus operandi es el correcto, pero no se puede restar mérito a lo que estos chavales han conseguido en el tramo inicial de la Bundesliga esta temporada. Sólo han cedido tres empates en trece jornadas, y se sitúan al frente de la tabla. Un invitado especial que no aguardaban Bayern y Dortmund. Parece una utopía que emule lo logrado por el Leicester el pasado curso, pero sin duda es un aviso importante. Si el proyecto comienza a cuajar, Mateschitz no dudará en incrementar su desembolso hasta convertir su equipo en un coloso europeo.
Alberto Puente