domingo, noviembre 24, 2024
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Un errático Barcelona despierta a merced de un débil Osasuna

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El Barcelona ha roto su mala inercia en Liga (tres empates consecutivos) con un triunfo sólido (0-3) frente al Osasuna. Caparrós planteó un entramado defensivo muy numeroso, pero poco efectivo, que permitió las asiduas ocasiones de los azulgranas, que de forma incomprensible no abrieron la lata en la primera mitad. El conjunto rojillo buscó sorprender en el inicio de la segunda mitad, pero primero Suárez y después Messi (2), colocaron un resultado definitivo al que no supieron reaccionar.

Mucha llegada, poco acierto

Apenas hicieron falta cinco minutos para vislumbrar la intención de los locales. Replegados, todos en propio campo, parecían decididos a aguardar el resultado durante los noventa minutos, siempre con la opción de una hipotética contra o una jugada de estrategia que pudiera colocarles por encima. El Barcelona asumió por tanto la posesión, y pudo transitar el balón con fluidez, a merced de una zaga que rehuía la posibilidad de salir a la presión. Y si los rojillos acudían a la medular, era para quebrar el juego azulgrana a través de sucesivas faltas.

Lo que no entraba en los planes de Caparros era que su entramado apenas surgiera efecto. El Barcelona llegó con asiduidad, y de forma muy clara. A los siete minutos, Messi dejó sólo a Suárez, que erró el mano a mano de forma incomprensible. El propio uruguayo, poco después, se dio la media vuelta en el área y estrelló un balón en el poste. No sólo el mostró un escaso acierto, también el argentino, que vio como Nauzet le detenía dos clamorosos disparos a escasos metros de la portería.

El equipo de Luis Enrique carburaba bien, con los laterales casi convertidos en extremos, y con Umtiti y Piqué en campo rival. Sólo la falta de fortuna les privó de irse al descanso con un amplio margen de goles. Osasuna, con el transcurso de los minutos, adquirió confianza. Tanta, que transcurrida la media hora rozó la sorpresa. Sergio León combinó con De Las Cuevas, que tras amagar, metió un pase de la muerte al segundo palo. Allí llegó tarde Riera, al que le faltó medio metro para hacer el primero.

A partir de ahí, el equipo local se asomó con más frecuencia al área rival, aunque casi siempre sin crear temor sobre la meta de Ter Stegen. A cada pérdida, una falta para evitar la contra. La sensación de dominio absoluto del Barcelona se desvaneció, pero las ocasiones prosiguieron. Iniesta, al que se vio muy a tono, y Messi, no lograron desequilibrar la balanza. El pitido del árbitro favorecía a los rojillos, que pese a ceder en todas la estadísticas, consiguió capear el temporal durante cuarenta y cinco minutos.

Suárez responde al Osasuna

Los pupilos de Caparrós aunaron todas sus fuerzas en el arranque del segundo envite, con el objetivo de sorprender al Barcelona. El empuje fue acertado, pues los azulgranas cedieron unos cuantos metros y se vieron obligados a achicar balones. Muy cerca anduvo el Osasuna de conseguir lo que tanto se le había negado al rival hasta entonces. Sergio León, tras una buena jugada, se atrevió con una vaselina desde veinticinco metros. Ter Stegen hizo la estatua, y atónito observó como el travesaño repelía el balón.

Había saltado algo relajado al césped el equipo de Luis Enrique, que halló en el mínimo resquicio el tan deseado tanto. Messi apareció por dentro y abrió a la izquierda para la incorporación de Alba. El lateral español ganó línea de fondo y asistió a Suárez, que esperaba sólo en el segundo palo. El conjunto rojillo debía reaccionar, después de dos contratiempos en forma de lesión que obligaron a Caparrós a realizar dos cambios inesperados en los que Tana y David fueron los escogidos para buscar el empate.

Messi cierra el duelo

El Osasuna trató de estirarse un poco en busca del empate, aunque sin asumir excesivos riesgos. Sin embargo, la sensación era clara: su momento ya había pasado. El Barcelona insistió en labores ofensivas para acabar con la incertidumbre, y encontró el mejor resultado de la misma forma que minutos antes: en el carril izquierdo. Denis Suárez, que había saltado recientemente al césped, conectó con Alba. El zurdo en esta ocasión buscó a Messi, que aguardaba en el primer palo. El argentino remató de primeras para abrir diferencias.

El partido se rompió en ese preciso instante, en el que Osasuna dio un paso al frente desesperado. Sin embargo, al margen de Sergio León, todos bajaron los brazos. El tramo final fue cómodo para un sólido Barcelona, que acrecentó la diferencia en el último suspiro, después de una gran jugada de Messi que el mismo definió. Tres puntos vitales para los de Luis Enriquen, que sumaban tres jornadas sin conseguir el triunfo. 

Alberto Puente

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