El Villarreal pasó por encima del Atlético de Madrid (3-0) y se metió en puestos de Champions tras quince jornadas ligueras. Los jugadores del equipo castellonense firmaron un partido brillante, aunque también es cierto que encontraron muchísimas facilidades. Tiago y Oblak regalaron los dos primeros tantos y a partir de ahí Trigueros pudo bailar a su ritmo.
En estos momentos, todas las lecturas externas que se puedan hacer de la situación del Atlético resultan catastrofistas. El equipo ya tiene imposible el título de Liga, puesto que está a doce puntos del Real Madrid y por mucho que mejoren los dos grandes difícilmente perderán una cantidad de puntos muy superior a esa.
En cualquier caso, lo verdaderamente preocupante para el equipo es que actualmente está fuera de las posiciones de Champions y a estas alturas de la temporada esto no sucede por casualidad. Sus mejores jugadores no terminan de aparecer y sin ir más lejos Koke y Griezmann parecen caricaturas de sí mismos. Los más pesimistas empiezan a pensar que Simeone ha perdido su don, pero lo único cierto es que no es momento para hacerse el harakiri, puesto que el equipo también ha tenido buenos momentos a lo largo de la temporada. Solo es el momento de que los jugadores importantes den la cara y el técnico deje claro cuál es su columna vertebral sin dar más palos de ciego.
Simeone decidió apostar por el equipo esperado con la única novedad de Savic en el lugar de Godín, mientras que Escribá cubrió la baja de Castillejo con Jonathan Dos Santos. Se esperaba un partido muy igualado en El Madrigal, pero desde el primer minuto se vio que el juego de los visitantes tenía demasiados altibajos y muy poca consistencia.
Las primeras dos oportunidades fueron para los amarillos, hasta el punto de que Savic tuvo que sacar un balón de debajo de la portería, tras un remate de chilena de Dos Santos, cuando Oblak había salido fatal de su portería. En cambio, parecía que el Atlético empezaba a encontrarse en el partido con un disparo de Correa que obligó a Asenjo a intervenir y con otro lanzamiento de Koke que tocó el poste.
No obstante, en una jugada sin aparente peligro, Tiago falló en un pase atrás, Godín no estuvo nada contundente y Trigueros aprovechó la situación para superar al portero sin demasiada oposición. El centrocampista portugués dejó en ese momento su lugar en el campo a Saúl, supuestamente lesionado, aunque en ese momento no se vio dónde podía haberse hecho daño.
Ni la portería ofrece la seguridad de antaño
Curiosamente, en la siguiente jugada de peligro Oblak fue el que se lesionó tras cometer otro fallo que le costó el segundo gol a su equipo. El guardameta no pudo atajar un disparo escorado de Pato y el balón quedó muerto en el área para Dos Santos, que primero disparó al palo, pero después aprovechó el rechace para poner tierra de por medio. Moyá tuvo que entrar al campo en ese momento, aunque el resto de sus compañeros ya estaba de los nervios a esas alturas y el equipo entero parecía un flan.
Por eso, el descanso supuso un respiro para los hombres de Simeone, ya que las cosas no podían ir peor tras la reanudación. Así las cosas, el Atlético entró con urgencia a la segunda parte para meterse en el partido y estuvo muy cerca de recortar distancias en una buena jugada de Juanfran que terminó con un remate de Gameiro en el primer palo, pero Asenjo estuvo muy valiente a la hora de tapar con todo y sacar el balón, pese a que se llevó un buen golpe.
En cualquier caso, con el paso de los minutos se vio a las claras que el Atlético era un quiero y no puedo en ataque, mientras continuaba con unas dudas terribles en la zona defensiva. Asimismo, el Villarreal brillaba también en el fútbol control, donde Trigueros también se manejaba como un auténtico mago en cada acción.
Los minutos pasaron sin remedio y aunque el Atlético mejoró con la entrada de Carrasco, en ningún momento fue capaz de romper la excepcional defensa de los castellonenses. Todo se hizo imposible para los colchoneros, ya que ni Koke ni Griezmann fueron capaces de aportar nada importante al juego. Finalmente, Roberto Soriano completó la cuenta con una contra cuando los colchoneros ya habían bajado completamente los brazos.
Felipe Poza