Con casi media temporada transcurrida (diecisiete envites), el Barcelona suma sólo 35 puntos tras siete tropiezos (dos derrotas y cinco empates). El conjunto azulgrana no acumulaba tan escasa cuantía a estas alturas desde la temporada 2007-2008. Aquel año fue un completo desastre, después de finalizar en tercera posición, a casi veinte puntos del Real Madrid, al que hicieron el pasillo en el Bernabéu en un duelo que se llevaron los blancos (4-1). Esa temporada supuso un fin de ciclo, el adiós de Rijkaard y la llegada de Guardiola. Algo similar a lo que podría suceder este curso si Luis Enrique no revierte el mal momento.
El Barcelona ha inundado de idílicos recuerdos la última década, sin duda la mejor en sus más de cien años de historia. Sin embargo, su competición fetiche, aquella en la que más ha impuesto su hegemonía, ha sido la Liga. Ahí donde han reinado en seis de las últimas temporadas, sólo con las excepciones de Madrid (2011-2012) y Atlético (2013-2014). Este curso la situación no parece tan sonriente, tras una crisis de juego y resultados que con casi media vuelta cumplida (diecisiete jornadas) deja al conjunto azulgrana en tercera posición.
Cinco empates y dos derrotas. Siete tropiezos en total, casi uno por cada dos encuentros. Un momento alarmante que ha propiciado los primeros rumores sobre el relevo de Luis Enrique en el futuro, y que ha puesto los focos sobre diversos futbolistas que no han dado la talla en las últimas citas. Es el caso de Neymar, cuya sequía se prolonga sin fin. Suárez tampoco se parece nada al de principio de campaña y las sucesivas ausencias de Rakitic no tienen explicación alguna. Para colmo, suplentes como Alcácer o André Gomes andan lejos de su mejor versión.
Todo ha propiciado que el Barcelona sume únicamente 35 puntos a estas alturas de la temporada. No sumaban tan poco desde hace nueve años, cuando Rijkaard estaba al frente del equipo. En aquel entonces, sumaban un punto menos a estas alturas (34), aunque la distancia con el Madrid era de siete puntos (ahora puede ser de ocho si los blancos derrotan al Valencia en el partido aplazado) y ocupaban una plaza más, la segunda.
Ese mismo año el Barcelona firmó una de las temporadas más desastrosas de su historia. Concluyó el curso tercero, a diez puntos del Villareal y dieciocho del Real Madrid. En el conjunto blanco era el año de Bernd Schuster, el posterior a la Liga de las remontadas con Capello. Una campaña que sin duda quedó marcada por el pasillo que el Barcelona estuvo obligado a hacer al eterno rival, que conquistó el título con mucha anterioridad.
Aquel clásico acabó 4-1 y supuso un fin de ciclo en el Barcelona, que posteriormente inició con Guardiola su etapa más gloriosa. La situación puede repetirse este curso si Luis Enrique no consigue dar un giro al enrevesado momento que atraviesa el equipo. El Madrid, excelso, podría incrementar la brecha y conseguir que la afición se impacientara. Por ello el partido de Copa frente al Bilbao se erige fundamental para el Barcelona. Una eliminación tempranera en Copa pondría en jaque al actual técnico.
Alberto Puente