domingo, noviembre 24, 2024
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Íker Casillas intentó emborrachar y ahogar a Pipi Estrada

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Por mucho que Gila dijera aquello de «si no saben aguantar una broma…», todavía sigue habiendo bromas y… bromas. Por lo que ha contado Pipi Estrada no parece que el exguardameta del Real Madrid y de la selección española de fútbol, Íker Casillas, sea un experto en la materia. 

El periodista deportivo quiso desvelar en exclusivadigital  una de las anécdotas que protagonizó con el ahora portero del Oporto, cuando éste todavía cobraba del club que preside Florentino Pérez y cuando los dos eran amigos y residentes en Madrid, en concreto en una fiesta de cumpleaños a la que habían acudido ambos en 2004. 

Según él, «yo terminé la cena tranquilamente, cuando el resto de comensales estaban mucho más alegres, porque yo lo único que bebí en esa cena fue una Casera, y eso molestó muy especialmente a Íker, que cuando estábamos en los postres me dijo que por qué no me tomaba una copita de orujo de hierbas».

Pipi recordó que «le dije que no, que no me gustaba y después de insistir bastante dijo que me la iba a beber por sus narices, por no decir otra cosa, y entre Guti y varios amigos me sujetaron como si tuviera una camisa de fuerza, no me podía ni mover, e Iker empezó a meterme el orujo en la boca con vasitos pequeños». 

Lo peor para él vendría después, ya que contó que «entre lo que escupía y tragaba, hubo un momento en que pensé que me iba a ahogar, porque no podía ni hablar, no me daba ni tiempo porque Íker estaba con la botella venga a darme orujo». Pipi aseguró que «cuando dejaron de darme orujo intenté levantarme, noté que no podía, que estaba más para allá que para acá y empezó el cachondeo general». 

Eso sí, ahí no acabó la broma, ya que el periodista deportivo puntualizó que «dijeron que saliésemos para tomar un poco el fresco y en la puerta había un cubo de la basura, donde todo el mundo echa las bolsas y a Íker no se le ocurrió otra cosa que decir 'vamos a meterle en el cubo', y me meten en el cubo, e Íker, como un poseso, lo empezó a empujar calle arriba y calle abajo y yo acojonado  porque como pensaba que como cogiese un bache yo salía volando».

Aquella época, como recordó Pipi, «era la del Tomate y yo salía con Terelu», por lo que aseguró que «yo pensaba que como hubiera por allí un fotógrafo y nos hicieran una foto aquello podía acabar como el rosario de la aurora». Al parecer todo acabó bien, «menos mal que al final Íker también es humano y se cansó y dejó el cubo, del que salí como buenamente pude, y no pasó nada porque Dios no quiso». 

M. A.

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