El Barcelona ha echado de menos a Andrés Iniesta hasta la fecha. En lo que llevamos de temporada el centrocampista español ha sufrido dos lesiones, que han propiciado que el equipo haya disputado más encuentros sin su presencia. Un problema para la identidad del juego azulgrana, que cede la posesión y el toque sin su mayor exponente en la medular. En cambio, en cuanto a la hora de obtener resultados, el de Fuentealbilla no parece imprescindible: el Barcelona suma más puntos cuando no pisa el césped.
Más allá de la MSN, capacitada para resolver un envite en cuestión de segundos, el barcelonismo se encomienda siempre a la misma figura en las grandes citas: Iniesta. El manchego, capitán del conjunto azulgrana, se ha convertido en el único timón tras la marcha de Xavi. Su presencia sobre el campo se palpa a la vista: el Barcelona toma el control y transita el balón con mayor fluidez. Hasta en sus compañeros se vislumbra la tranquilidad que aporta el centrocampista español.
Los directivos son conscientes de la necesidad de mantener en el club al mayor icono y representación del escudo, y por ello ya trabajan para extender su contrato. Si bien parecía que no había prisa, ya adentrados en 2017, Iniesta recalcó que la coincidencia de intereses entre ambas partes facilitaría la operación. Y es que, como ya dijo Luis Enrique en rueda de prensa, Iniesta no hay más que uno. “Iniesta es insustituible en todo el mundo”, zanjó.
En esta temporada, Supercopa al margen, Iniesta ha disputado menos partidos de los que se ha perdido, y en varios de ellos, además, ha partido desde el banquillo. Las lesiones son el principal inconveniente para el manchego en la actualidad. En octubre, una rotura parcial del ligamento lateral externo de su rodilla derecha le apartó de los terrenos de juego siete semanas. Más recientemente, una pequeña rotura en el sóleo le ha apartado dos semanas de la competición. Precisamente su reaparición se produjo el pasado martes, en el trascendental choque ante el Atlético de Madrid.
Lo realmente curioso es que esta campaña, pese a la crisis de juego e identidad, el Barcelona no ha necesitado a Iniesta para cosechar buenos resultados. El conjunto azulgrana ha disputado diecisiete partidos en los que Iniesta ha pisado el césped, y dieciocho sin el de Fuentealbilla. Los datos reflejan que sin el español sobre el césped el equipo blaugrana ha sumado nueve puntos más que cuando ha estado presente. Y si bien a veces ha saltado al campo con todo perdido, también se han producido situaciones contrarias, como la del último duelo ante el Atlético, cuando el empate de Gameiro se produjo después de su entrada, con la que supuestamente Luis Enrique pretendía tranquilizar el enfrentamiento.
En total, con Iniesta lesionado o reservado en el banquillo los noventa minutos, el Barcelona ha sumado 43 puntos (trece triunfos, cuatro empates y una derrota) en dieciocho envites. Con él en algún tramo del partido, diez victorias, mismos empates y tres derrotas en sólo un partido menos. El Barcelona le necesita para sentirse reconocible, pero no tanto para sacar adelante sus partidos. De momento, esta campaña sólo suma un tanto y cinco asistencias en mil minutos de juego.
Alberto Puente