Hace dos semanas, en el acto de presentación de Pep Segura como mánager deportivo, el vicepresidente del Barcelona, Jordi Mestre, dejó una frase para el recuerdo: “Neymar no se irá este verano al 200 por ciento”. Ese era el sentir de una directiva que nunca llegó a sentarse a hablar con el brasileño para conocer cuáles eran sus intenciones. Un error que a día dos de agosto deja al equipo azulgrana sin un recambio fiable para el delantero. Ahora llegan las urgencias y las duras negociaciones, a sabiendas de que el resto de equipos exigirán una cuantía mayor por cualquiera de sus futbolistas.
Mestre no ha sido el único que ha quedado retratado después de conocerse que Neymar cambiará de rumbo. Mientras el vicepresidente se mostraba incrédulo ante un desembolso tan mayúsculo, Piqué comentaba “Se Queda” en sus redes sociales, como si supiera a buen seguro el futuro de su amigo, que ahora ha decidido darle la espalda. El central tuvo que aclarar, días después, que simplemente había expresado su opinión y no había asegurado nada. Lo cierto es que como ellos, son muchos los que han quedado sorprendidos por una operación desorbitada que pese a los rumores parecía difícil de producirse.
Principalmente porque más allá de los 222 millones que se tachan como coste del fichaje, hay un desembolso mayúsculo que deja cifras que harán difícil que pueda superarse en un futuro. El PSG ha tratado de negociar con Di María, pero la negativa del Barcelona ha propiciado que a esta cifra haya que sumarle otros 70 millones derivados de impuestos. La cifra se eleva hasta los casi 300 millones de euros solo para traer al jugador al equipo.
A partir de ahí entra el montante que deben abonar al jugador. Dos de las causas que han llevado a Neymar a fichar por el equipo parisino son el rol de jugador estrella y el salario. Y ambas van ligadas. El brasileño se sentirá líder en el campo y fuera de él, con un contrato de en principio cinco años a razón de treinta millones de euros por temporada. Si tenemos en cuenta el tipo impositivo de casi el 50% que impera en Francia para las grandes fortunas (a partir de 500.00 euros), el desembolso del equipo parisino sería de 60 millones por temporada. En cinco años, un total de 300.000 euros.
La suma da en torno a 600 millones, a los que podrían sumarse primas por un futuro balón de oro o incluso al padre de Neymar, que ya sacó 40 millones del último contrato de su hijo con el Barcelona. Sea como fuere, el PSG ha vaciado sus cuentas y ha retratado a aquellos escépticos del club azulgrana. Para no ir en contra del fair play financiero el equipo parisino está obligado ahora a vender jugadores. Su plantilla, excelsa, podría verse marchitada. Los equipos, conscientes, ya saben donde pescar en este mes de agosto.
Alberto Puente