Una de las normativas de la Liga que pasó desapercibida el pasado curso después de que nadie la incumpliera, ha saltado a escena en este arranque de temporada. El organismo que dirige Javier Tebas ha comunicado recientemente al Celta de Vigo que será denunciado tras no llenar el 70% del aforo de la Tribuna Alta y Baja, uno de los pactos establecidos con las televisiones para no dar la sensación de estar vacío. Un problema que podría agravarse en los encuentros que se disputen entre semana y en horario incómodo para los espectadores.
En total Balaídos acogió a casi 17.000 personas. Mientras el club baraja la opción de remodelación o de construir un nuevo feudo fuera de la localidad de Vigo, numerosos abonados utilizan las redes sociales para clamar contra los numerosos desperfectos existentes. La baja afluencia no es ninguna sorpresa para los abonados que sufren las pésimas condiciones de un estadio que, no obstante, presenta unos precios elevados para un equipo que ni siquiera se coló entre los seis mejores del último campeonato.
Los líos han sido constantes desde la pasada temporada. La cubierta, el principal quebradero de cabeza. En las primeras jornadas la lluvia empapó a todos aquellos que en su localidad, en principio, debían estar protegidos. Algunos incluso se vieron obligados a presenciar el partido de pie, resguardados del aguacero para no llegar a su casa completamente empapados. Eso, abonados que habían pagado en torno a 500 euros para contar con su asiento a lo largo de toda la campaña.
Hola @rccelta_oficial casi 500€ de abono en río alto para tener que verlo de pie en una esquina del campo pic.twitter.com/S4Qq8oV8cv
— Javier López Pino (@javilopezpino) 2 de febrero de 2017
La dichosa grada de Río Alto fue la culpable también del aplazamiento del partido ante el Real Madrid. Los fuertes vientos que azotaron Galicia dejaron daños en la cubierta que llevaron al alcalde de la ciudad, Abel Caballero, a decir que era “completamente imposible” disputar aquel partido ese fin de semana. La falta de soluciones enfadó y mucho al conjunto blanco, que tuvo que hacer frente al envite cuando más exigencias le presentaba el calendario, en plena lucha por La Liga y la Champions.
Los problemas apuntaban a solucionarse para este curso, pero lejos de la realidad han persistido, ahora no con la cubierta. El club, a esos mismos aficionados que en su día sufrieron los aguaceros, les han dejado ahora unas localidades de lo más incómodas. Los aficionados no pueden siquiera sentarse rectos por culpa de la ubicación de las columnas más altas. Lo más grave, que esas butacas que no deberían haberse puesto a la venta son las cuartas localidades que más cuestan, con un total de 460 euros. En las redes sociales se han podido vislumbrar algunas bromas, que no esconden el enfado real de los abonados.
#CeltaAlaves Gracias @RCCelta y/o Ayuntamiento de Vigo por este maravilloso estadio. 450 € pa esto pic.twitter.com/POolCmyseq
— brunofgz (@brunofgz) 10 de septiembre de 2017
El Celta, a través de numerosos descuentos y promociones ha conseguido aumentar el número de abonados respecto a la temporada pasada. En cambio, estos episodios, aunados a la ausencia de afluencia en las zonas más visibles, hunden la reputación del club vigués, al que le urge hallar alguna solución para estos abonados que sufren las consecuencias de una mala planificación.
Alberto Puente