EsEl conjunto de Santi Denia ha exhibido ese potencial que le colocaba en las quinielas como firme candidato al título. La derrota en el estreno ante la rival más complicada, Brasil, no deshizo a un España que ha mostrado endereza en los momentos más delicados. El traspiés ante la ‘canarinha’ dejó sin margen de error a La Roja, que no obstante no atravesó excesivas dificultades en su camino a los octavos de final, donde bastaba con sumar seis puntos que les situaran en la segunda plaza del Grupo D.
El equipo ha crecido mucho desde aquel inicio del Mundial. Ante Brasil el único aspecto positivo fueron los destellos iniciales de Ferrán Torres, que desembocaron en el tanto de Wesley. Después España se dejó dominar y apenas sembró peligro con alguna contra. Ante Níger la situación fue completamente distinta, más allá de la goleada a la que contribuyeron Ruiz (2), Gelabert y Gómez. Los pupilos de Santi Denia mostraron un mayor interés por el balón y, a través de él, asediaron constantemente el área rival.
El encuentro ante Corea sirvió para refrendar ese paso al frente de jugadores destacados como Gelabert, figura importante en el Real Madrid. El delantero guió a la selección a los octavos de final, en un partido donde Moha también encontró portería. El equipo, más allá de su condición de favorito, dejó unas buenas sensaciones que este martes se pusieron a prueba ante otra de las candidatas a ganar el trofeo: Francia.
El equipo galo había cuajado una fase de grupos envidiable, con tres triunfos en tres encuentros. Catorce goles a favor y tan sólo tres en contra. Parecía inabordable, pero España emergió en el momento preciso. El encuentro arrancó con una clara equidad que quebró Pintor, el ariete francés. Una genialidad permitió a los suyos tomar ventaja en el marcador. España, en esta ocasión, sería quién remontase. Al filo del descanso Ferrán Torres vislumbró a Miranda libre de marca y le asistió para que éste lograra el empate.
Tanto anímico que permitió a los de Santi Denia saltar más enchufados en la segunda mitad. España tomó las riendas del envite y comenzó a llegar con asiduidad. El gol parecía se resistió hasta que en el minuto 89 Lara fue derribado en el área rival. El encargado de ejecutar la pena máxima fue Abel Ruiz, que con mucha sangre fría batió al meta francés. Un triunfo merecido que sitúa de nuevo a España entre las favoritas.
El obstáculo en cuartos de final será la todopoderosa Irán, que se mantuvo invicta en la fase de grupos y endosó un 4-0 a Alemania. España, pese a tener la mira ahí, vislumbra en el horizonte a Brasil, con la que no volvería a toparse hasta la final. El crecimiento progresivo de La Roja podría propiciar un duelo muy diferente al que se vivió en el primer partido del Mundial. España quiere clamar venganza.
Alberto Puente