La Copa Mundial de la FIFA 2022 está cada vez más cerca. Los 12 estadios están en proceso de construcción, junto a las otras instalaciones, para que jugadores, cuerpos técnicos y demás puedan aprovecharlas al máximo. Pero un inconveniente hizo que la selección del país de Oriente Medio se tambaleara.
Debido a las altas temperaturas de verano – se pueden alcanzar los 50º C – en 2011 Joseph Blatter, expresidente de la FIFA, anunció que podría ser adelantado al invierno de 2022. Así se hará, siendo las fechas elegidas desde el 21 de noviembre al 18 de diciembre. Este cambio se realizó para proteger a futbolistas y aficionados; incluso se anunció que los estadios contarán con aire acondicionado. ¿Y qué pasa con todos los trabajadores que se encargan de construir la infraestructura?
De los 2,1 millones de habitantes de Qatar más del 90 por ciento son migrantes – en su mayoría de Asia y África – y, muchos de ellos, dan su vida por menos de 200 dólares al mes. Casi 36.000 trabajadores en un país que se ha vuelto cada vez más dependiente de la mano de obra de estos empleados de la construcción, cuyas condiciones laborales no son buenas. Mal pagados, abusos o la explotación, es la realidad que atesora a los miles de trabajadores de la Copa Mundial de 2022.
“A pesar de cinco años de promesas, la FIFA ha sido prácticamente incapaz de impedir que la Copa del Mundo se construya sobre abusos contra los derechos humanos”
Las quejas de estos trabajadores van desde las tasas exorbitantes que tienen que pagar a sus empleadores para poder encontrar trabajo hasta las altas temperaturas a las que se tienen que enfrentar. El medio 'The Last Journo' dio a conocer una investigación en la que se muestra que el promedio de los 3200 empleados, la mayoría inmigrantes, tuvieron que pagar un promedio de 2400 dólares para conseguir el empleo, trabajando durante 12 horas los siete días de la semana, tal y como afirma Amnistía Internacional.
En su informe de 2016: El lado oscuro de un bello juego: Explotación en una de las sedes de la Copa del Mundo 2022 de Qatar, Amnistía carga contra el trato que sufren los trabajadores migrantes. “A pesar de cinco años de promesas, la FIFA ha sido prácticamente incapaz de impedir que la Copa del Mundo se construya sobre abusos contra los derechos humanos”, señaló Salil Shetty, Secretario General del Movimiento derechos humanos de la organización.
Incluso los empleadores regularmente confiscan los pasaportes a los recién llegados al país, además de no pagar sus salarios a tiempo y, en ocasiones, ni siquiera pagarlos. Pese a las denuncias de Human Right Watch por las que se precisaban cambios, las reformas en la legislación laboral no han cambiado lo necesario.
Entraron en vigor en 2016, en el sistema kafala (patrocinio) de Qatar – ley No. 21 de 2015 -, pero los trabajadores migrantes con bajos salarios continúan sufriendo abusos y explotación, tal y como afirma la ONG en su último Informe Mundial de 2017. Se dejó en vigor que la residencia legal del trabajador continuase vinculada a su empleador o patrocinador, teniendo que obtener permisos para poder salir del país. Además, la legislación prohíbe a los trabajadores sindicalizarse o participar en huelgas.
La construcción de la Copa Mundial está el peligro. No importa la cantidad de dinero que puede llegar al país árabe, sino la calidad de vida de los trabajadores que, día a día, sufren unas condiciones extremas. Porque si hablamos de cifras significativas, alrededor de dos millones de inmigrantes realizan el trabajo manual en Qatar. Aproximadamente 800.000 hombre de los países más pobres del sur de Asia trabajan en los enormes proyectos de construcción del país, incluyendo 12.000, que se espera que suban a 35.000, la construcción de los estadios de la Copa del Mundo.
Marta Martín Gómez