El recuerdo imborrable de aquel minuto 112 en Sudáfrica cumplirá ocho años el próximo verano. Ese imagen, ese instante, quedará grabado en la retina de miles de españoles, que ahora ansían revivir un momento similar. Tras el fiasco en el Mundial de Brasil, Rusia emerge como otra opción para una renovada selección, que ha intentado mantener detalles de su predecesora, tanto en juego como en protagonistas. De centro campo para arriba el jugador que entonces y ahora se sostiene como uno de los ejes es Andrés Iniesta. No obstante, sus pobres registros podrían relegarle a un segundo plano en la cita más esperada.
El centrocampista del Barcelona ha sido pieza indiscutible desde que en 2008 España emprendiera su exitoso camino. Junto a Xavi, con el que logró imponer en la Selección el fútbol del Barcelona, y sin él, en una clara muestra de que su talento y su visión necesitan de poco más para traducirse en fútbol. El transcurso de los años, en cambio, ha apagado al jugador en cuanto a llegada. En zona de tres cuartos de campo su influencia ha decaído notablemente, con unos pobres registros en su actual equipo, donde Rakitic o Busquets parecen llevar mejor el timón. Los años también han pasado factura a un jugador que era más que toque.
El tiempo hasta Rusia se le puede hacer realmente largo a Andrés, que tiene una ardua competencia tanto en el centro del campo como en los extremos. De momento Iniesta es una de las bases del anterior equipo que Lopetegui ha querido mantener. Sin embargo, el técnico ha realizado también una fuerte apuesta por futbolistas a los que ya dirigió en su etapa al frente de la Sub 21. Los galones ahora son para Isco, que aporta el toque y el desequilibrio que antes sólo tenía el jugador del Barcelona.
Esta temporada, de todos los seleccionables en posiciones ofensivas, Iniesta es el que peor balance presenta. Ha disputado un total de 900 minutos con el equipo azulgrana, repartidos en trece partidos, y sólo ha contribuido a dos tantos (un gol y una asistencia). Koke, por ejemplo, duplica sus cifras en el mismo tiempo sobre el césped. Busquets y Saúl, con una demarcación más atrasada, copian sus registros. Thiago, en el Bayern, ha logrado ya tres tantos. El malagueño suma cinco tantos y cuatro asistencias en 17 envites. La comparación entre los mediocentros no es nada halagüeña para el de Albacete.
La situación no mejora excesivamente con los puestos vacantes en los extremos. Silva, el otro veterano, está en estado de gracia y a pesar de haber visto puerta en sólo una ocasión, ha repartido nueve asistencias en el poderoso City de Guardiola. Aunque el mayor ‘oponente’ del manchego es Asensio. El futbolista del Real Madrid es un puñal de cara a puerta. Esta temporada, con pocos minutos más que Iniesta, ha firmado siete goles y dos asistencias. Su juventud, rapidez y frescura son una baza para Lopetegui, al que no le ha temblado el pulso a la hora de convocarle con la absoluta.
La temporada aún está en su recta inicial e Iniesta marcha en desventaja. El camino a Rusia es largo, y aún restan ocho meses para que el jugador del Barcelona revierta la situación. Sin embargo, las lesiones sufridas en los últimos años y el peso que ha perdido en su club vaticinan que el tiempo no es su mayor aliado. Con la Selección, otros jugadores como Vitolo han brillado más. El canario, que en enero llegará al Atlético, ha contribuido a seis goles (cuatro tantos) en ocho encuentros disputados en 2017 con La Roja.
Por el momento Lopetegui ha confiado en él, como demuestra la inclusión de Iniesta en los encuentros más decisivos como el de Italia. En los dos últimos ante Albania e Israel, en cambio, no figuró y el equipo rindió a la perfección. El vasco ha sabido encajar las piezas de la renovación de un equipo que tocó fondo y desde su llegada España no ha cosechado una sola derrota. En sus listas, y en sus onces, Lopetegui ha demostrado cierta valentía a la hora de apostar por el estado de forma. La ardua competencia pone en jaque a Iniesta, que en los amistosos venideros ante Costa Rica y Japón deberá demostrar que tiene hueco, siete años después de haber dado a la Selección el gol más importante de su historia.
Alberto Puente