El empate sin goles en el derbi ante el Atlético de Madrid dejó tocadas las aspiraciones ligueras del conjunto de Chamartín, que navega a diez puntos del Barcelona. El Apoel, y la Champions, se erigían como una oportunidad para retomar el vuelo, y los pupilos de Zidane no dejaron pasar la oportunidad. A pesar de un titubeo al inicio del envite, con el transcurso de los minutos Modric tomó la batuta y, con rapidez en las transiciones, el Madrid empezó a hacer daño.
El primero nació de un rechace que Modric, de primeras, cazó y ejecutó a la perfección. El esférico botó antes de llegar al guardameta y se introdujo cerca del palo. Poco tardaría en llegar la goleada. Una buena combinación entre Kroos y Cristiano dejó sólo a Benzema, que tan criticado, definió y lo festejó con dos hombres: Zidane y Borja Mayoral, seguramente dos pilares en su momento actual.
El tercer tanto fue obra de Nacho tras un saque de esquina. Lo botó Asensio, cabeceó Varane, y después fue Nacho quién, en última instancia, y perfectamente habilitado, logró el tercer tanto. Aún había tiempo antes del descanso para el cuarto. A la contra, Kroos metió un buen balón entre líneas a Benzema, que tocó para Cristiano. El luso atrajo a toda la defensa y sirvió el tanto al francés, que le agradeció el gesto.
Tras el descanso, sólo un hombre quería más: Cristiano. El portugués logró un doblete, se convirtió en el máximo anotador de la historia de la Champions en un año natural y puso punto y final a una sequía que no tiene efecto en Europa. Y es que el luso, como el Madrid, tiene claro que su objetivo ahora es ir a por la decimotercera. Como el año pasado, tendrán que buscar el objetivo tras clasificarse como segundos de su grupo.
Alberto Puente