El crédito en el banquillo blanco es escaso. Bien lo saben un largo historial de entrenadores que se han marchado por la puerta de atrás, más en periodos presididos por Florentino Pérez. Que se lo digan a Jose Antonio Camacho o más recientemente a Benítez. La época de crisis profunda se apagó con la llegada de Mourinho, pero aún con méritos propios, y más recientemente, otros han tenido que decir adiós al conjunto blanco. Los títulos son un aval de continuidad, nada más. Bien lo sabe Ancelotti, al que ni la ansiada 'Décima' le evitó, tras un año en blanco, su despedida.
El pulso tampoco le temblará a Florentino con Zidane, por mucho que este haya sido capaz de lograr en sólo dos años. Después de que el francés levantara pasiones en el Bernabéu y en el mundo entero. Su ascenso al primer equipo estuvo más que discutido, después de que su balance en el Castilla no pasara del «suficiente». Desde entonces ha llenado las vitrinas con dos Champions consecutivas, dos Mundialitos de Clubes, una Supercopa de España, dos Supercopas de Europa y una Liga. Esta locura desatada con una plantilla de futuro, con la táctica de las rotaciones, puede caer pronto en el olvido.
Ya no sirven las ruedas de prensa cautas del técnico francés. La paciencia se agota y el crédito, también. Lo que al comienzo de la temporada eran inoportunos tropiezos ahora empieza a ser la tónica habitual. El Madrid, con un partido menos, está casi igual de cerca del descenso que del Barcelona. En Champions la versión no ha sido mucho mejor, después de que el conjunto blanco haya sido incapaz de superar en ninguno de sus dos partidos al Tottenham. El segundo puesto ha sido toda una desgracia, tras confirmarse el emparejamiento con el París Saint-Germain, quizás el equipo más en forma de Europa.
El manejo de la plantilla ya no es suficiente, y la decisión de Zidane de menospreciar el pasado curso la labor de James y Morata, lo cual propició la marcha de ambos, es a todos los efectos un error mayúsculo. Pese a ello insiste en Benzema, uno de los jugadores más señalados por la afición, al que sus números han dejado sin un argumento de defensa. El entrenador ha declarado recientemente que sabe que no durará diez años en el Madrid, pero podrían ser muchos menos si este año el equipo queda en blanco, y lejos de alcanzar algún título.
Tarde o temprano Florentino barajará su marcha. Antes, en cambio, tiene que cerrar un relevo de garantías, y tras el corto éxito de Zidane sabe que alguien de la casa, conocido, es la mejor fórmula para voltear el estado de la plantilla. En el horizonte emerge la figura de Guti, quizás el técnico que más pueda encajar en el perfil. La trayectoria del español en los banquillos ha sido fulgurante, arrasando en todas las categorías inferiores de La Fábrica. El pasado curso brilló con el 'triplete' del Juvenil A y desde el Real Madrid son mucho los que alaban su capacidad táctica.
El madrileño sueña con ese día, pero quiere estar preparado para el momento. Y aún no lo está. Solari no ha sabido enderezar el rumbo de un Castilla que mira más de cerca a Tercera que a la división de plata. Ya el año pasado puso ser destituido, pero Guti insistió en mantenerse en el Juvenil A, una de las categorías más serias de la cantera. Jose María Gutiérrez no tomará el mando del Madrid sin pasar por el Castilla, o eso dictan los precedentes. A partir de ahí opositará a relevar a Zidane. Sus números y su experiencia acumulada en los banquillos serán claves para que tome un puesto de máxima respeto. De momento, su negativa es el alivio del francés.
Alberto Puente