Esta vez el Madrid sí quiso. Desde el inicio del envite se vislumbró un cambio de actitud, sobre todo en la presión. La ofensiva blanca se propuso complicar la salida de balón del Villareal, aunque con el transcurso de los minutos se difuminó esa intensidad. El equipo de Zidane se mostró más ordenado que de costumbre y mimó el balón sin ese ansia que se había originado en cada encuentro, propio de los malos resultados.
Lo intentó varias veces, y de todas las maneras. Kroos y Casemiro explotaron la opción del disparo lejano, pero ni con esas. La falta de gol es un problema evidente en un equipo que ya no tiene en Cristiano su salvador. Isco, al contrario que al inicio de temporada, no marca diferencias. Y Bale, sin espacios, no practica su fútbol.
El Madrid mereció más, pero el Villareal encontró su premio a la constancia. El equipo de Calleja nunca perdió la cara al partido, y de vez en cuando se encargaban de recordarlo a base de sustos a toda la zaga local. Al final, cuando más replegados yacían, fue cuando más peligro crearon. Una contra bien ejecutada desembocó en un disparo y en rechace que cazó Fornals. El centrocampista levantó el balón por encima de Keylor y dio al Villareal su primer triunfo en el Bernabéu. El Madrid toca fondo y salir de la Champions es un peligro real.
Redacción