, en el que se han introducido importantes mejoras técnicas y estéticas. Además de algo tan importante o más, el precio de la mayoría de las versiones baja de forma sustancial, alrededor de unos 3000 euros por término medio.
Exteriormente la modificación más llamativa es su nuevo frontal que sigue la línea marcada en su momento por el Lancer Evolution y que ha ido incorporando toda la gama progresivamente, Mitsubishi llama a esta parrilla sobredimensionada Jet Fighter, por su similitud con la toma de admisión de aire de un caza a reacción.
, dejando las pequeñas plazas traseras, para ser ocupadas ocasionalmente. Como bien explica el fabricante, diciendo que el Outlander es un 5+2 plazas.
, sentado lo suficientemente alto para tener una buena visibilidad del entorno, en cualquier dirección, pero no tan alto como en un todo terreno, los asientos son cómodos y sujetan adecuadamente en los virajes, sin agobiar tras largas horas al volante.
, destacando el nuevo salpicadero con zonas de material acolchado que ofrece un auténtico efecto de tapizado, acentuado por un elegante pespunte de hilo de otro tono. Los materiales para tapizar los paneles interiores de las puertas y del salpicadero son de mayor calidad, lo que realza la sensación de buen acabado y modernidad. El interior Tiene algunas características peculiares, como la posibilidad de plegar los asientos de la segunda fila, mediante un mando eléctrico, o el portón trasero dividido en dos partes, que facilita la carga de objetos voluminosos y pesados, al estar el plano de carga a solo 60 cm del suelo.
, está basado en el acertado 2.2 litros de 156 cv, dotado de turbo compresor con entrada de gases variable, lo que le dota de una progresividad excelente, siendo un motor muy de acuerdo con la filosofía de coche todo uso que es la del Mitsubishi Outlander. En carretera de montaña por muy virada que sea, es normal atacar las curvas más cerradas en tercera velocidad, con la certeza de que aunque el cuentavueltas caiga por debajo de 1500 rpm, la recuperación será lo suficientemente vigorosa para no tener que reducir a segunda. Al mismo tiempo el motor es capaz de girar momentáneamente a 4500 rpm, lo que nos da una idea de la excelente zona de utilización que pose. El consumo tampoco es exagerado, pudiendo hacer una media en carreteras de todo tipo, de no más de ocho litros, por muy complicada que sea la orografía. En ciudad un consumo no superior a los nueve litros es lo que normalmente debemos esperar. Otra buena baza a favor de este motor, es la contenida sonoridad que llega al habitáculo, incluso bajo fuerte carga, el tableteo clásico de los diesel, queda muy amortiguado.
Está disponible con una caja de cambios manual, de seis relaciones, de accionamiento suave y suficientemente preciso, el escalonamiento entre las marchas está bien elegido, contando con una primera ligeramente corta, que resulta útil para arrancar en cuestas pronunciadas, sin hacer patinar excesivamente el embrague.
, que es aun más recomendable que la manual, pues además de su funcionamiento totalmente automático podemos usarla manualmente, mediante sendas levas situadas en el volante, el paso entre las relaciones es muy rápido incluso en automático, contando así mismo con dos programas diferenciados de funcionamiento, normal y sport. Curiosamente según van subiendo las marchas, en plena aceleración, casi no se notan los saltos habituales al pasar de una relación a la siguiente.
, como la mayoría de los todo camino actuales, su funcionamiento se controla con un mando giratorio, situado entre los asientos. Con el selector colocado en 2WD, el comportamiento es similar al de cualquier tracción delantera, con los beneficios que otorga este tipo de configuración en la mayoría de las situaciones, en carretera es suficiente con este modo incluso en caminos de buen firme. Si se prevé encontrar alguna dificultad mayor, como nieve o barro, la posición más recomendable es la 4WD, que engrana el puente trasero automáticamente, según el sistema lo cree necesario; esto es cuando los sensores del ABS, detectan una diferencia de giro entre ambos trenes, en este momento comienza la transferencia de fuerza hacia el eje trasero, pudiendo alcanzar hasta más del 55% del total, en condiciones de adherencia muy baja. Queda una tercera posibilidad, la de mover el selector de la transmisión hasta el modo Lock, que envía el 40% del par al eje delantero y el resto al trasero, aunque permite también ciertas fluctuaciones, este modo se desconecta paulatinamente, pasando hacia 4WD, a partir de cierta velocidad.
Después del “afinado” que ha sufrido esta nueva versión del Outlander por parte de Mitsubishi para adaptarlo a los nuevos gustos del mercado; el comportamiento del nuevo Outlander es muy bueno. La potencia y elasticidad del propulsor resultan importantísimos en este tipo de de vehículos, en general más pesados que las berlinas de su tamaño, y el 2.2 DI-D ofrece potencia sobrada a cualquier régimen. La suspensión independiente en las cuatro ruedas, que también ha sido retocada haciéndola más firme, contiene con eficacia cualquier balanceo o cabeceo, manteniendo a su vez un buen compromiso entre confort y estabilidad.
El actual Outlander se construye en la factoría Ned Car, que Mitsubishi pose en Holanda. Texto y Fotos E.URECH