El español Marc Márquez (Derbi) se adjudicó su quinta victoria consecutiva al imponerse en el Gran Premio de Alemania de 125 c.c. que se disputó en el circuito de Sachsenring después de beneficiarse de la caída en la penúltima de su más peligroso rival, el también español Pol Espargaró (Derbi).
La carrera del octavo de litro comenzó siendo una pelea de estrategias por saber cual podía ser la mejor elección de neumáticos, puesto que la dirección de carrera estableció que la
prueba se consideraba de mojado y por tanto no habría detención alguna en caso de llover.
Aunque la pista estaba mojada, el paso de las motos de MotoGP propició un carril seco bastante amplio y ello unido a que la lluvia no hizo acto de presencia en los prolegómenos de la prueba de 125 c.c. abocó a más de uno a elegir neumáticos de seco, como fue el caso de Pol Espargaró o Marc Márquez, mientras que otros como los alemanes Marcel Schrotter (Honda) y Jonas Folger (Aprilia) optaron por neumáticos de agua para buscar su minuto de gloria.
Una vez que se apagó el semáforo, los integrantes de la primera fila, obviamente, fueron los más rápidos, pero a final de recta tanto Schrotter como sobre todo Folger comenzaron a adelantar a sus rivales por todas partes.
En apenas un par de curvas Folger ya era líder y se marchaba de sus rivales, lo mismo que Folger, mientras que Márquez y Espargaró, sin ponerse nerviosos, esperaron su momento para comenzar a remontar posiciones, lo que sucedió en apenas cuatro giros.
Desde ese momento tanto Márquez como Espargaró empezaron a escalar puestos al aprovechar que la pista se secaba a marchas forzadas, en tanto que por delante tanto Folger como Schrotter perdían fuelle y, con ello, su ventaja.
En el sexto giro Schrotter ya había sido neutralizado por los dos españoles de Derbi y sólo quedaba por delante Jonas Folger, de quien dieron buena cuenta algo después y, de hecho, acabó doblado por el dúo de cabeza, Márquez y Espargaró, en el decimonoveno giro.
Carrera de alternativas
Desde ese momento, en la séptima vuelta, la carrera ya fue cosa de dos pilotos, los dos primeros del campeonato del mundo, con constantes alternativas para cada uno de ellos, que probaron en numerosas ocasiones el potencial de su rival en determinados puntos del circuito, si bien ambos sabían que el punto decisivo iba a ser la última curva antes de la subida a la recta de meta.
Desde el decimonoveno giro el ritmo lo impuso Pol Espargaró, puesto que hasta ese momento había sido Marc Márquez, pero ambos sabían que cualquier error al salirse de la zona seca podía acarrear una caída con graves consecuencias para sus intereses en el campeonato, lo que impidió que se prodigasen los «sustos» hasta el final de la prueba, programada a 27 vueltas.
Las alternativas al frente de la carrera dieron paso a los errores, esta vez de Pol Espargaró, quien marchaba en cabeza de carrera durante el vigésimo sexto giro y cometió un garrafal error al pisar la hierba levemente a la salida de una curva, lo justo para que su moto le diese un fuerte latigazo y lo mandase por los aires.
A pesar del incidente, Espargaró tuvo el «santo de cara», pues Márquez, que rodaba pegado a él, lo pudo esquivar evitando un encontronazo que podía haber sido muy peligroso para ambos.
Márquez se marchó camino de la victoria mientras que Espargaró, aturdido por el golpe, intentó recuperar su moto, que no logró arrancar y al final tuvo que regresar a pie a su taller tras perder una oportunidad única de doblegar a su oponente.
Desde ahí a la victoria Marc Márquez no tuvo ningún problema, con lo que igualó el récord de Valentino Rossi en 1997, cuando encadenó el mismo número de triunfos. Junto a Márquez en el podio acabaron el japonés Tomoyoshi Koyama (Aprilia) y el alemán Sandro Cortese (Derbi), con Esteve «Tito» Rabat (Aprilia) en la cuarta plaza, aunque peleó hasta el último metro por el podio, sin éxito, con el germano.