La parrilla ya tiene un nuevo campeón del mundo. Nico Rosberg, que partía como favorito por la ventaja que ostentaba en la clasificación, logró acabar justo por detrás de Lewis Hamilton para romper con esa losa que le colocaba como el piloto con más triunfos sin haberse coronado jamás. El británico manejó los ritmos en Yas Marina, e impuso a su compañero y rival a una presión insoportable, con Vettel y Verstappen al acecho. Salió airoso Rosberg, que inscribe su nombre en la historia de la Fórmula 1.
La enorme dificultad para adelantar en Yas Marina, hacía aún más importante los primeros metros tras apagarse el semáforo rojo. Red Bull pagó su compuesto, algo más duro que el del resto. Ricciardo perdió la posición Raikkonen, y Verstappen hizo un trompo que le llevó a la cola de la parrilla. A partir de ahí los ritmos fueron semejantes en todos los monoplazas, siempre a la estela de Hamilton, que en ningún momento vio peligrar su plaza en la primera curva ante un Rosberg conservador.
Las paradas fueron una sorpresa para todo el mundo. Al margen de Verstappen, al que mantuvieron en pista más de quince vueltas, todos pasaron por el pit lane antes de tiempo. Hamilton fue el primero en entrar, con el único objetivo de evitar que alguien le adelantara. Y le siguieron todos, incluido Ricciardo a pesar de que había montado el súper blando. Entonces se vislumbró en Hamilton la figura de un hombre estratégico, que ralentizó el ritmo de carrera para que todos los monoplazas se aunaran y dificultaran la labor de Rosberg.
La tardía parada de Verstappen complicó la labor del alemán, al que sus ingenieros primero pidieron paciencia, y después le incitaron a pasar al holandés. Hubo tensión en el box de Mercedes, ya que el germano cerca estuvo de colisionar con el piloto de Red Bull, al que finalmente rebasó. La escudería alemana llamó a sus dos hombres para cambiar neumáticos en lo que fue la segunda parada, por la primera y única que realizó Verstappen en toda la prueba.
En el ecuador de la carrera, las posiciones quedaron estabilizadas, con las dos balas plateadas justo por delante de los pilotos de Red Bull. Raikkonen le ganaba la batalla momentáneamente a su compañero Vettel, y Alonso transitaba en los puntos (décimo) por detrás de Felipe Massa. A falta de quince vueltas se dio el giro, cuando el finlandés, que siguió órdenes de equipo, facilitó el adelantamiento al alemán, que había demostrado a lo largo de la prueba tener un ritmo superior.
En el tramo final de carrera los mensajes por radio cobraron un interés mayúsculo. Rosberg se quejaba y advertía a los suyos de que adelantaría a Hamilton si este no subía el ritmo. Los ingenieros, a la par, le pedían a al británico que aumentara el ritmo. Pero eso no entraba en los planes del segundo candidato para el Mundial, que manejó a la perfección el ritmo de la carrera, al ralentizar a todos para conseguir que se agolparan todos los monoplazas.
Vettel llegó lanzado y se erigió como el principal protagonista. Adelantó a Ricciardo y después dio buena cuenta de Verstappen para inmiscuirse en la pelea por el Mundial. Hamilton no podía rodar más lento, en una estrategia más que acertada, que puso contra las cuerdas a Rosberg. El Ferrari y el holandés se pusieron a tiro de DRS de Rosberg, que no obstante sostuvo el pulso, aguantó la posición, y cruzó segundo la línea de meta para llevarse el campeonato del Mundo.
Alberto Puente