No es ningún secreto que Juan Carlos I es un gran aficionado a la velocidad. El rey emérito acude siempre que puede a ver los grandes premios de Fórmula 1, sobre todo en las carreras que se producen durante la gira asiática. Desde su abdicación, no suele fallar a la cita de Abu Dhabi y de hecho ha ocupado muchas páginas de periódicos especializados en motor por sus famosas indiscreciones a la hora de hablar del futuro de Fernando Alonso.
Sin embargo, a Juan Carlos I no solo le gusta ver los toros desde la barrera, puesto que también disfruta de lo lindo cuando conduce vehículos de gran cilindrada. De hecho, un estudio realizado por Mitula recuerda que solía conducir a menudo un Ferrari FF, que recibió como regalo del primer Ministro de los Emiratos Árabes en 2012 y que más tarde donó al Estado.
Asimismo, cuando todavía no era rey también llevó un Mini 1275C de color ‘azul Borbón’ matriculado a su nombre en 1969, cuando tenía un sueldo de 70.000 pesetas, mientras que el vehículo le costó alrededor de 100.000, mucho dinero para la época. Este choche también fue vendido con posterioridad y ha pasado por diversas manos, aunque actualmente no se conoce el nombre de su propietario. La reina Sofia era mucho más discreta en este aspecto, ya que solía utilizar coches de la marca Audi para sus desplazamientos, aunque también tiene un Mercedes Clase C.
Asimismo, Felipe VI y Letizia también confían en coches de la marca de los cuatro aros para sus trayectos oficiales, aunque para sus salidas privadas prefieren utilizar vehículos más respetuosos con el medio ambiente. De hecho, no es raro verles en un todoterreno híbrido Lexus, que cuesta entre 60.000 y 90.000 euros, cuando acuden al cine. Además, el rey también tiene un Comarth eléctrico de fabricación española que está valorado en 20.000 euros.
Los gustos de las familias reales europeas
Sin embargo, la realeza española no es la única que tiene un gusto especial por los coches. Carlos, el príncipe de Galés, utiliza un Audi A4, mientras que Kate Middleton utiliza ahora un Range Rover, aunque antes de casarse se dejaba ver con un Audi A3 y en sus primeros meses de noviazgo con Guillermo tenía un Volkswagen Golf.
Sin embargo, no es raro que estos coches capaces de alcanzar velocidades altísimas ocasionen líos a su conductores y de eso no se libran ni las principales familias reales europeas. En 2011, Andrea Casiraghi fue cazado en una autopista francesa cuando conducía a 200 km/h con su Audi A6.El rey Carlos Gustavo de Suecia tuvo un accidente con su BMW y en otras ocasiones se le ha visto conduciendo su propio coche a todo gas delante de los medios. Y por último su hijo Carlos Felipe estampó su Porsche Cayenne con un autobús en 2013.
Felipe Poza