Los primeros días de test en Montmeló han confirmado que McLaren-Honda no conquistará el título en 2017. Ni siquiera estarán en la pugna, salvo que la situación de un giro inesperado a estas alturas. Fernando Alonso, frustrado y decepcionado como ha reconocido recientemente, vislumbra como se apaga la posibilidad de sumar su tercer título Mundial. Mientras, Ferrari se erige como la gran sorpresa de la pretemporada, con un ritmo que amenaza la hegemonía de Mercedes. El piloto español, que dejó a los italianos, vislumbra ahora su equívoca decisión.
Han pasado más de dos años desde que Ferrari anunciara la marcha de Alonso. Fue en diciembre de 2015, cuando la escudería más prestigiosa, a través de las redes sociales, difundió el siguiente mensaje: “Tras cinco años, 1186 puntos, 44 podios y 11 victorias, Fernando Alonso deja Ferrari”. Sin rencor, y con recuerdos dulces, el español cerró su etapa agradecido, aunque consciente de que no pasaría a la historia más que por haber rozado un par de títulos. «Pilotar Ferrari. Una experiencia. Un orgullo. Gracias», relató el asturiano.
El bicampeón del mundo reconoció que no fue un adiós sencillo, pero acabó harto de rozar lo que después, por mayor o menor margen, se le escapaba a veces en los últimos kilómetros. Convencido de que los de Maranello no serían campeones en el siguiente lustro, Alonso optó por cambiar de rumbo, por hacer una apuesta fuerte a alguien que pudiera revertir el dominio que acababa de instaurar Mercedes en el tiempo más breve posible. Su apuesta fue McLaren, otra histórica, que regresaba de la mano de Honda. El suculento contrato, que también ayudó, le hizo decantarse a dar el salto.
Los problemas que han arrastrado británicos y japoneses en la confección del monoplaza no marchitaron un ápice las ilusiones del español, que en repetidas ocasiones ha negado arrepentirse de haber abandonado Ferrari, aludiendo a que la sensación de quedar segundo o último no difiere mucho. Palabras que se aferraban a la idea de dar un salto en 2017, con el cambio de normativa. Sin embargo, los test de pretemporada han confirmado lo que ya vaticinaban algunos altos mandos: McLaren-Honda no conquistará el título en 2017. Ni siquiera estarán en la pugna, a no ser que se revierta drásticamente la situación.
Ahora la ilusión y la esperanza se trasladan a 2018. Una espera que se empieza a hacer larga a sus treinta y cinco años. Sobre todo, tras vislumbrar como otros proyectos como el de Haas han experimentado un mayor crecimiento, o hasta el nuevo proyecto de Renault, que parece que empieza a cuajar. Lo cierto es que en estos días en Barcelona, todo son malas noticias para Alonso. Tras dos días de fallos, el McLaren-Honda empieza a rodar sin inconvenientes de fiabilidad, pero con tiempos alejados de la cabeza.
Pero al margen del bajo rendimiento del MLC32, al piloto español puede sentarle mal observar qué escudería ha dado un paso al frente. Sí, ha sido Ferrari. Cuando todo el mundo esperaba que Red Bull discutiese ya en la pretemporada la hegemonía de Mercedes, han sido los italianos los que en este invierno más han acertado en su trabajo. Sin pronósticos aventurados, en silencio, han observado cómo Vettel y Raikkonen han cerrado diversas jornadas en lo más alto de la tabla. Y además, con el mayor número de giros, lo que garantiza a los de Maranello una mayor información de su monoplaza.
Alonso, que se marchó de Ferrari para ser campeón del Mundo, observa desde las últimas plazas de Maranello como éste sí podría ser el año de las ‘balas rojas’. Falta de paciencia, quizás, o error a la hora de escoger un rumbo, como le ha sucedido a lo largo de su trayectoria, donde en multitud de ocasiones ha podido escoger su destino. De momento, él espera frustrado un coche ganador, mientras que su antigua escudería parece ya tenerlo.
Alberto Puente