La sexta prueba del Mundial celebrada en Mugello sirvió para confirmar las sensaciones vislumbradas en las primeras semanas de competición. Maverick Viñales se ha erigido en el gran rival a batir y Márquez mucho tendrá que remar para postularse como candidato a revalidar la corona. Pero el que peor parado ha resultado de este primer tramo de la temporada ha sido Jorge Lorenzo. El mallorquín sigue sin adaptarse a su nueva moto, pese a las expectativas generadas con su llegada. Se ha quedado sin argumentos para defender un rendimiento pobre que no es acorde al disparado salario que percibe.
Nueve años con Yamaha que tocaron a su fin la pasada temporada. Un movimiento que se confirmó en abril y que parecía motivado por la esperanza de Lorenzo de proclamarse campeón del mundo subido a otra moto. Una hazaña complicada, la de hacerlo con Ducati, pues solo Stoner en toda la historia había sido capaz de obrarlo. El futuro mostrará si finalmente el mallorquín es o no capaz, pero desde luego en este 2017 no va camino de conseguirlo. El tricampeón del mundo, que según publicó diariogol es el piloto mejor pagado de la parrilla con una cantidad que ronda los 15 millones de euros, ha decepcionado hasta la fecha.
Tras nueve años subido a la Yamaha, se le presentaba mucho trabajo para conseguir adaptarse a un moto completamente diferente, con más potencia, y con problemas en el paso por curva. Sin embargo, Ducati fió toda su suerte a uno de los grandes activos del Mundial y le preparó un arma cuyas características se asemejaran a las que Lorenzo estaba acostumbrado a manejar. Sin embargo, en pretemporada dejó claro que su lugar está fuera los mejores. Seis carreras y solo un podio (tercero en Jerez), que se traduce en un discreto séptimo puesto en el campeonato, a casi sesenta puntos de Viñales.
Precisamente su compatriota ha echado por tierra cualquier excusa de Lorenzo. Viñales, que exprimió al máximo la Suzuki, ha rendido por encima de lo esperado con la Yahama y lidera ahora mismo la tabla. La presión y el cambio de aires no le han afectado como sí le ha sucedido a Lorenzo. Mientras, su compañero de equipo, Dovizioso, le echa un cable ante los medios de comunicación. “En su caso no tiene experiencia con esta moto y con todos los problemas que tenemos y eso es difícil de gestionar”, ha mencionado el italiano, que de paso ha lanzado un mensaje a su escudería: “En otras carreras no hemos podido luchar por la victoria, y eso significa algo, que tenemos que mejorar”.
Sin embargo, el rendimiento de la moto tampoco es un argumento a favor de Lorenzo, ya que Dovizioso sumó el triunfo en Italia y ha seguido una línea regular desde el inicio de temporada, que le ha llevado a ocupar la segunda plaza del Mundial. Y eso que ‘a priori’ es el segundo en discordia, con un salario que se aleja al de Lorenzo. El español llegó a decir que en Yamaha le trataban “como a un empleado más”, mientras que en Ducati le otorgan la importancia que merece. Sin embargo, si los resultados no cambian, la situación se puede revertir.
Otro de los inconvenientes de Lorenzo es lidiar con Stoner como tercer piloto. El australiano, bicampeón del Mundo en la categoría reina, es precisamente al hombre al que quiere emular. Casey levantó el título con Ducati en 2007, hasta el momento el único de su historia. El australiano, que anunció una retirada tempranera, ha sido rival del balear durante mucho tiempo y mantiene un buen ritmo sobre el asfalto. 15 millones por temporada que de momento Lorenzo no ha sabido agradecer al equipo italiano.
Alberto Puente