El nuevo Ford Focus RS es un compacto demencial capaz de poner en apuros a bastantes superdeportivos en las carreteras más reviradas. Cuando te llama Ford y te dice, tengo para ti el Ford Focus RS, automáticamente una sonrisa se dibuja en mi boca. En la retina tengo el magnífico Audi RS3 que tanto me enamoró. ¿Será éste capaz de igualarlo? Según las cifras, podría lograrlo.
Antes de empezar, apuntar que el Ford Focus RS parte de los 42.065 euros, lo que lo coloca a medio camino entre los compactos deportivos generalistas como un SEAT León CUPRA (34.500 euros y 300 CV) o un Honda Civic Type R (38.200 euros y 320 CV) y los premium alemanes como el Audi RS 3 (cerca de 54.600 y 400 cv) o el Mercedes-AMG A 45 (62.125 euros y 381 CV). El más cercano en precio es el Volkswagen Golf R de 300 CV y tracción total, que ronda los 40.000 euros.
El Ford Focus RS es mucho más potente que sus dos antecesores. Mientras que la primera generación del Ford Focus RS, del 2002, disponía de un cuatro cilindros de 2.0 litros y 215 CV y la siguiente, la de 2009, ya con el salto a los cinco cilindros, rendía 305 CV con un motor de 2.5 litros, la que tenemos en nuestras manos hoy tiene 350 CV.
Estéticamente, el Focus RS se distingue claramente del resto de la gama con unos pasos de rueda prominentes, vías más anchas, nuevo morro, difusor y, por supuesto, ese gran alerón en el techo. En la parte trasera, lo más impresionante son las dos salidas del escape deportivo con válvulas electroneumáticas para variar su sonoridad y que “petardee”(eso que tanto nos gusta) cuando levantamos gas tras haber ido a fondo y al bajar marchas. El tamaño de las mismas y la forma del difusor aerodinámico han obligado a reubicar la luz de niebla trasera, que pasa de las esquinas al centro del paragolpes. Nuestra unidad viene con un color Azul Nitro muy llamativo (creo que es el color que mejor le sienta) y el pack performance (frenos brembo, llanta de 19” y neumáticos Michelin).
La parte interior es donde el Focus RS nos deja un poco fríos, no tiene grandes detalles que delaten a esta radical versión y las calidades nos parecen no estar a la altura de este deportivo. Viene con unos llamativos asientos Recaro sin ajuste en altura, lo que nos deja una posición de conducción buena pero sin margen de adaptación. Fijándonos más, encontraremos algunos detalles delatadores, como las siglas RS en el volante y umbrales de puerta, la grafía RS de las marchas en el pomo del cambio pintada en azul, la tecla “Drive Mode” en la consola central y el pulsador que modifica la dureza de la suspensión. El maletero pierde volumen por los refuerzos y la tracción total quedándose en 260 litros.
El motor empuja demencialmente.
En cuanto arranco el motor, rápidamente me doy cuenta de que estoy ante una máquina muy seria y no dejará margen al error. Bajo el capó late un corazón espectacular, su motor en cifras: 2,3 litros y 4 cilindros. Pero Ford ha obrado el milagro con este pequeño motor, podemos decir que es un auténtico RS: 350 CV y 440 Nm de par motor (overboost de 18 segundos con 470Nm). ¿La consecuencia? Un 0 a 100 km/h en solo 4,7 segundos y 266 km/h, con tracción integral. Cifras sobre el papel espectaculares.
Este potente motor viene asociado a una caja de cambios manual de seis relaciones, pasa su potencia a las cuatro ruedas, especialmente a las traseras. Ford podría haber montado una caja de cambios PowerShift que tanto me ha gustado en el Mondeo Vignale, pero entendieron que el tipo de cliente que se compra un Focus RS sacrifica el placer de ganar un par de décimas en el 0 a 100 km/h que lograría con una caja de doble embrague. El sistema de tracción total del Ford Focus RS es la verdadera guinda del pastel, el que hace posible que este deportivo asequible tenga un comportamiento sensacional, además de permitir derrapes controlados.
Al buen comportamiento hay que sumar una dirección correcta que permite leer bastante bien las imperfecciones de la carretera y un potente equipo de frenos Brembo que no parece desfallecer, al menos en un uso en carretera. El conjunto es, sin duda, de lo mejorcito del segmento en líneas generales.
Con la tecla Drive Mode seleccionamos 4 modos de conducción sobre varios parámetros:
- Normal: dirección suave, gas normal, suspensión normal, control de estabilidad activado, escape con pocos petardeos y reparto de par calculado para evitar pérdidas de motricidad pero buscando un comportamiento neutro.
- Sport: dirección dura, gas sensible, suspensión normal, control de estabilidad en alerta, escape con petardeos y reparto de par con preponderancia para el eje trasero, buscando un comportamiento algo sobrevirador.
- Track: dirección dura, gas sensible, suspensión dura, control de estabilidad desconectado, válvula de escape abierto y el diferencial trasero vectorial en modo “maximum atack”.
- Drift: dirección blanda (para facilitar el contravolante), suspensión blanda, control de estabilidad desconectado, válvula de escape abierto y el sistema de tracción preparado para mandar hasta el 70% del par a una sola rueda trasera.
Traza las curvas sin esfuerzo, y en todo momento sentimos que el eje trasero tiene vida. Podemos forzar el apoyo o hacerlo de forma suave, siempre seremos recompensados con una dinámica que nos mantiene alerta en la conducción. El motor nos invita a ir rápido, y la respuesta del coche nos da confianza para hacerlo. Incluso se permite ligeros deslizamientos de la trasera cuando lo provocamos. Cuando exploramos sus límites es dócil, pero peca de nervioso, aunque no nos la va a jugar en un mal apoyo o un cambio de rasante.
El empuje de sus 350 CV es contundente, y al mismo tiempo es relativamente lineal. Podemos estirar el motor hasta las casi 7.000 rpm, aunque conviene cambiar de marcha al poco de superar las 6.000 rpm. La sonrisa en la cara se dibuja, este coche es divertido, es divertido y empuja como un demonio.
Para uso diario, el Ford Focus RS es algo incómodo debido a la dureza de su suspensión y a unos asientos Recaro que no están hechos para esto. Otro factor que deja clara su poca adaptación a la ciudad es su elevado radio de giro. Está claro que no es un coche para movernos por la ciudad y callejear, pero tampoco se desenvuelve tan mal en ella y, aunque las suspensiones son secas, no es tan incómodo como el Abarth 500.
En cuanto a los consumos, en conducción deportiva la media se dispara con facilidad por encima de los 13 litros, pero en viaje a velocidades de autovía se puede acercar al consumo homologado en ciclo mixto de 7,7 litros a los 100 km, nosotros lo bajamos a 9 litros. Ahora bien, como el depósito tampoco es enorme, la autonomía ronda los 450/500 kilómetros.
Prueba finalizada, sueño cumplido.
El Ford Focus arranca desde los 42.065€ y siempre con carrocería cinco puertas, sin duda un precio muy competitivo. Recomendamos incluir la opción del Pack Performance con los excepcionales frenos Brembo y los Michelin. Entre su equipamiento de serie incluye el SYNC 2 de Sony, navegador, pantalla táctil, bluetooth, música en streaming, climatizdor bi-zona, control de crucero, cámara de marcha atrás…. Un equipamiento muy completo y con pocas opciones. Es un coche muy enérgico, nervioso y excitante, digno del apellido RS. Nos quedamos con las ganas de seguir disfrutando de él unos días más, pero la vuelta a la realidad es tan contundente como la marca que nos ha dejado el Ford Focus RS.
Galería fotográfica.
Fotografia: Sweet Visual Films.
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