Labrarse un futuro en el ‘gran circo’ supone un esfuerzo diario y algo más que talento. Bien lo sabe Carlos Sainz, que a pesar de estar avalado por un campeón del mundo de Rallys como su padre, sufrió en exceso para tomar un volante. La apuesta por el marketing llevó a Red Bull a confirmar a Max Verstappen antes que al madrileño en Toro Rosso. Y eso que el español cumplió con su promesa y se impuso con contundencia en las World Series, un exigente campeonato que precede a la Fórmula 1. Finalmente se ganó el asiento y empezó a demostrar sobre el asfalto su descomunal proyección.
Sainz tuvo que aguardar al ascenso de Verstappen para que reconocieran su trabajo. El triunfo del holandés, que durante año y medio había marcado tiempos muy parejos al español, propició que las alabanzas recayeran sobre ambos. Esto, aunado a la continua superioridad exhibida por el madrileño sobre Kvyat, antes piloto del ‘primer equipo’, llevó a numerosas escuderías a plantearse el fichaje del joven piloto, que el próximo mes de septiembre cumplirá veintitrés años. Entre los candidatos, Ferrari y Renault.
El proyecto de la marca francesa ilusiona, aunque no a corto plazo. De ahí quizás que Sainz les rechazara el pasado invierno y extendiera su contrato con Toro Rosso un curso más. Este 2017 se erigía clave para él, con la obligación de cumplir las expectativas con un monoplaza poco competitivo. El resultado, tras ocho citas, no ha podido ser más satisfactorio. Sainz es el noveno clasificado, por detrás de los pilotos de Mercedes, Ferrari, Red Bull y Force India, que están un escalón por encima del resto.
Al término de la presente campaña Sainz contaba con una alta probabilidad de recalar en alguna escudería grande. La más que probable retirada de Raikkonen, el fin del contrato de Bottas… Y Red Bull en la recamara, en el caso de que alguno de los dos pilotos le ganara la batalla por ir a Mercedes o Ferrari. Su principal competidor es Sergio Pérez, cuyas últimas actuaciones han despertado la curiosidad en la parrilla. Con la puerta de la pugna por el Mundial algo compleja, a Sainz le quedaba al menos Renault, que tan solo cuenta con Hulkenberg para 2018.
Sin embargo, al español le ha salido un duro competidor por el puesto: Fernando Alonso. Su compatriota, al que ha idolatrado de niño y del que trata de aprender cada día, parece dispuesto a abandonar McLaren-Honda si los nipones siguen sin garantizarle una unidad de potencia que esté a la altura del resto de competidores. La presencia de Hamilton en Mercedes y de Vettel en Ferrari complican el futuro del asturiano, consciente de que los altos mandos no están dispuesto a juntar a dos gallos en el mismo corral.
De ahí que se hable de su tercera etapa en Renault. El español vivió ahí el mejor tramo de su carrera, en el que se proclamó bicampeón del Mundo. Su segunda travesía fue menos fructífera, y sino le queda otra probara con una tercera incursión en la búsqueda de acrecentar su palmarés. Pese a su veteranía, el español es un gran atractivo para todas las escuderías siempre y cuando acepte una considerable rebaja salarial. Un competidor más para Sainz, que de no salir a final de año en el baile de pilotos, podría verse sin un futuro claro de aquí a medio plazo. Alonso es juez del destino de su compatriota.
Alberto Puente