La temporada ha concluido para McLaren. Tres años de alianza con Honda que han supuesto un desastre para la prestigiosa escudería, que como tarde se había fijado este 2017 para conquistar el Mundial. El trabajo de los nipones no ha estado a la altura y la ruptura producida a mediados de este curso ha sido el obvio resultado tras el pésimo bagaje. Ni siquiera la eliminación de los tokens, que bendecía la evolución sin restricciones, ha permitido brillar al MCL32.
Tras meses de trifulcas, acrecentadas en las últimas fechas, finalmente Honda ha hecho autocrítica y ha reconocido que el proyecto les ha quedado grande. Los nipones trabajarán en 2018 con Toro Rosso, en lo que supone una importante rebaja de la presión. Red Bull podrá vislumbrar en su filial si es rentable montar esta unidad de potencia a largo plazo. Mientras, Renault compartirá su motor también con McLaren, noticia que ha agradado mucho a los de Woking. Los británicos están seguros de que esta alianza sí es prometedora, y ya han conseguido convencer a algunos patrocinadores.
En Renault han prometido que mejorarán la potencia sin perder fiabilidad, uno de sus puntos flacos en esta temporada. McLaren, con su buen chasis, confía en ser superior a Red Bull, pero no ha mirado más allá como debía. Lo cierto es que este nuevo acuerdo, a la larga, puede ser un problema para la escudería de Zak Brown, que podría caer en la trampa de Renault. La marca francesa no estaría obligada a ofrecerles todas las evoluciones al detalle.
Son diversos los ingenieros que a lo largo de su trayectoria profesional han desvelado los secretos del motor. El último en hacerlo fue Matthew Carter, jefe del equipo Lotus durante dos temporadas. Entonces, la escudería contaba con el motor Mercedes, el más potente, pero recuerda que eran el cuarto equipo en discordia, y que sus especificaciones no eran similares a las de Mercedes, Force India o Williams. Este ingeniero, hace algunas semanas, tachó de “ingenuo” al equipo de trabajo de McLaren por imaginar que podrán superar a un constructor que también posee intereses en el Campeonato.
“Lo lógico es que Renault coloque a sus mejores ingenieros, mecánicos, estrategas en su primer equipo, en Renault. Los ingenieros que envíen a otros equipos no serán los mejores de la plantilla”, desvela Carter. Como contradicción a estas declaraciones se encuentran los cuatro Mundiales que, de forma consecutiva, conquistó Red Bull con Vettel al mando. Entonces, aquel monoplaza dominante contaba con unidades de potencia Renault, pero la escudería francesa no tenía opción alguna de pugnar por el triunfo. Este hecho se repetirá en 2018, donde Red Bull y McLaren podrían tener la oportunidad de pelar por el título.
Sin embargo, el joven proyecto de Renault tiene como culmen el 2019. La escudería cuenta con dos pilotos de altura como Hulkenberg y Sainz y son varios los altos cargos que se han marcado esta fecha para pelear con Mercedes y Ferrari. Ni siquiera, en esas palabras, incluyen a los otros equipos a los que suministran su motor. Si Renault mejora, tendrá el poder de decisión de otorgar una mayor potencia a uno de sus pilotos para evitar que McLaren o Red Bull puedan arrebatarles el campeonato, algo que bajo la lógica no dudarían en hacer. Esto deja en una encrucijada a los de Woking, que tendrían solo el próximo año como garantía de éxitos.
Carter llegó a zanjar que será muy complicado que McLaren triunfe de la mano de Renault. Lo cierto es que a los británicos no les ha quedado otra alternativa, tras el mal rendimiento de Honda, y a sabiendas de que Mercedes y Ferrari no les tenderán la mano conscientes del buen chasis que posee McLaren. Renault, por una inyección económica, si ha mostrado su predisposición, pero se desconoce hasta qué punto. En 2019 Renault podría tenderle una trampa a McLaren que dejaría a Alonso sin su ansiado tercer Mundial, ya que las expectativas de McLaren para el 2018 no van más allá de alcanzar el podio por el momento.
Alberto Puente