Nunca una última vuelta generó tanta polémica. El circuito de Ricardo Tormo fue testigo de una trifulca que, dos años después, aún permanece presente. El profundo respeto que yacía entre Marc Márquez y Valentino Rossi se marchitó tras una pugna en la que el italiano acusó al español de proteger la posición de su compatriota. El que se alejó de cualquier lío fue Jorge Lorenzo, que se mantuvo frío, logró el triunfo y certificó un Mundial que pudo haber supuesto el culmen y el punto final a la exitosa trayectoria de ‘Il Dotore’.
Tras su tercer título en la categoría reina, el mallorquín se erigió como el único capaz de frenar a Márquez. Sin embargo, en 2016 su luz se apagó. Quizás porque al poco de arrancar el curso se anunció su estratosférico fichaje por Ducati. Su caché se había disparado y el equipo italiano le ofreció un contrato por dos años a razón de 15 millones anuales, con el que le convertían en el mejor pagado de la parrilla. Ese salario, y la posibilidad de brillar con otra escudería, llevaron a Lorenzo a aceptar la oferta.
Tras consumarse el fichaje cayó el rendimiento de Lorenzo que, eso sí, pudo despedir su larga travesía en Yamaha con un triunfo en Valencia. Eso sí, mientras deambulaba por el Mundial era consciente de que Ducati preparaba una moto que se adaptara a su pilotaje, para no notar excesivamente el cambio. Antes de arrancar el presente curso, la marca italiana desveló que su objetivo no era conquistar el Mundial, pero sí mantenerse en la pelea hasta las últimas fechas.
Y así ha sido. Ducati se ha quedado muy cerca de conquistar el segundo título de la historia. Pero el hombre que ha logrado seis triunfos ha sido Dovizioso, la segunda espada a la que habían marginado pese a ser el piloto local y haber ganado el pulso a Iannone. Mientras, Lorenzo ha rozado el ridículo, con tres podios y una séptima posición en el Campeonato, superado incluso por Zarco, que carece de moto oficial.
Este rendimiento contrasta con el salario que perciben ambos. Mientras que sin bonus por objetivos el español gana en torno a 12 millones de euros anuales, su compañero de equipo tan sólo recibe dos. De ahí que el trabajo de Lorenzo haya quedado en entredicho. No se ha vislumbrado mejoría alguna en su tramo final de 2017 y el margen de error que tiene en este 2018 es escaso. Si desde el principio no muestra su candidatura al título, la escudería italiana podría optar por dar un papel más importante a Dovizioso y dejar marchar a Lorenzo, en una operación rentable económicamente y sin consecuencias deportivas.
A partir de ahí surgen un sinfín de problemas para Lorenzo. Hace escasos días desde el seno de Yamaha reconocieron que actualmente hacen frente a dos nóminas importantes y advirtieron de que en el supuesto de que Rossi anuncie su adiós Zarco es el mejor colocado. Con Honda asentada con Pedrosa y Márquez, Lorenzo podría quedarse sin una escudería 'top', lo cual sería llamativo al tratarse de tricampeón del mundo de MotoGP. Este 2018 será un 'ultimátum' para el español, que deberá ofrecer su mejor versión bajó una elevada presión.
Alberto Puente