Este jueves se cumplen cuatro años del accidente de Michael Schumacher en esquí. El piloto más laureado de la historia de la Fórmula 1, que nunca estuvo cerca de dejarse la vida en los circuitos, sufrió el accidente más peligroso mientras dedicaba el tiempo a uno de sus ‘hobbies’. Aún permanece en estado de coma, con especialistas que están pendientes las 24 horas del día, pese a que ello le cueste a su familia en torno a 10.000 dólares mensuales. No obstante, lejos de la negatividad instaurada, la familia encuentra su situación algo más estable y sí han optado por celebrar estas navidades a diferencia de los últimos años.
Schumacher es el piloto más reconocido dentro del ‘gran circo’, después de que consiguiera conquistar siete Mundiales, cuatro de ellos de forma consecutiva. Sin embargo, la Fórmula 1 le arrebató la posibilidad de acrecentar su palmarés, como desde entonces ha hecho con otros monoplazas para evitar que se produzca una larga hegemonía. En 2004, después de que el alemán hiciera campeón a un Ferrari por quinta ocasión consecutiva, un cambio de normativa le perjudicó en exceso y permitió que un joven como Fernando Alonso empezara a escribir su nombre en la historia.
Durante aquella época dominante, Ferrari optaba por una estrategia de velocidad. Poco combustible, y varios compuestos de neumáticos, siempre frescos, para rodar arriba sin la oposición de nadie. Sin embargo, desde arriba optaron porque sólo se utilizara un juego de neumáticos en carrera. Los de Maranello se vieron obligados a renunciar al rápido Bridgestone, de corta vida, y utilizar Michelín, como el resto de equipos, el cual soportaba un mayor número de vueltas aunque su ritmo era más desconocido.
En su libro bien lo dejó explicado en su día Ross Brawn, el que tras la llegada de Liberty Media se ha convertido en el nuevo director de la Fórmula 1. “Lo que aprendí de esa etapa de dominación es que te harán caer de una forma u otra. Te robarán tu gente o serás autocomplaciente con el éxito, o si eres malo para el deporte el resto se unirá contra ti y te cambiarán la normativa”, relata en su escrito, como recoge el medio especializado The Best F1. “Un cambio de normativa que nos arruinó fue el de 2005”, confiesa abiertamente.
Brawn confiesa que fue su exclusividad con Bridgestone la que desencadenó semejante situación. “Fuimos nuestro peor enemigo”, relata. Como el resto utilizaba Michelín, de mayor aguante, “a todo el mundo le pareció una idea maravillosa usar un sólo juego de neumáticos por carrera”. Brawn, de nuevo, insiste en que la visión de los otros cambian con el transcurso del tiempo si se instaura una hegemonía: “Al principio todo el mundo está contento cuando ganas, pero luego su actitud cambia e intentan destrozarte”.
El equipo que domina la parrilla actualmente es Mercedes. Ha sumado tres títulos de pilotos y de constructores de forma consecutiva. El pasado curso se eliminaron los tokens y se modificaron algunas normas pero, pese a ello, han seguido al mando. Y así podría ser en 2018, con Hamilton a la cabeza, si Ferrari o Red Bull no reaccionan rápido para impedirlo.
Alberto Puente