“Quiero la triple corona”. Esta frase, que Fernando Alonso pronuncia cada vez con mayor frecuencia, es una preocupación directa para McLaren, que sabe de primera mano que el piloto español no tiene en mente esperar a concluir su etapa en el ‘gran circo’ para afrontar sus objetivos. Quedó bastante claro en las conversaciones que ambas partes mantuvieron durante toda la temporada pasada para zanjar la renovación. Finalmente, el asturiano se conformó con tener absoluta libertad, siempre y cuando no coincidiera ninguna de las pruebas con un Gran Premio de Fórmula 1.
El acuerdo, no obstante, estuvo forzado por la necesidad de mantener a Alonso como emblema de una escudería cuya alianza con Honda se saldó cara en cuanto a resultados, patrocinadores y prestigio. Zak Brown ha desvelado recientemente que la ruptura no fue propiciada por un “ultimátum” de Fernando, y que ellos ya tenían decidido desprenderse de una marca cuya inexperiencia en esta competición ha sido determinante. La decisión, obligada por el pobre rendimiento del motor tanto en fiabilidad como en potencia, supuso una pérdida económica que McLaren estaba dispuesta a sumir.
Ahora, en lugar de recibir dinero de su proveedor, le paga. En este caso a Renault, su nueva unidad de potencia, a la cual parecen encomendar sus éxitos en McLaren. Sin embargo, Brawn cree que no existe tanta diferencia entre motores. “En el modo de carrera están muy próximos a Mercedes y Ferrari”, ha asegurado. Potencia tiene, porque así lo demostró Red Bull en el segundo tramo de la pasada campaña. Sin embargo, ese incremento de caballos provocó fallos de fiabilidad, que según el director de los británicos ya ha localizado Renault. Esto, aunado al chasis, hace que tengan depositadas muchas esperanzas en el 2018.
De ahí que quisieran evitar que a Alonso se le pasara por la cabeza saltarse alguna cita, como ya hiciera con Mónaco en 2017. Esto no sucederá, está estipulado, pero tampoco parecen excesivamente contentos con esa condición que le brindaron para retenerle. Lejano queda el tiempo en el que Alonso amenazó con retirarse si aumentaban el número de citas en el calendario, ahora, a sus 36 años, tiene la ilusión de un niño y afronta el calendario más exigente de su carrera, con dos previsibles citas fuera del gran circo, que le obligaran a prepararse a conciencia, sin apenas descanso durante ciertas partes del año.
No han transcurrido ni dos meses desde que la temporada de Fórmula 1 echara el cierre, y a comienzos de enero Alonso ya se subió a su bólido para completar los primeros test de Daytona. La clasificación se celebra el día 25 de este mismo mes, dos días antes de la ansiada carrera. Esto ha obligado al asturiano a adelantar su preparación física. Poco después de competir en las 24 horas, tendrá que empezar la pretemporada de Fórmula 1, prevista para finales de febrero. Y en verano, el único momento de respiro, podría quedarse sin ningún fin de semana de descanso si tal y como parece disputa finalmente las 24 horas de Le Mans.
Sobre esto se pronunció Mark Webber, el que fuera de piloto de Red Bull, entre otras escuderías, y uno de los grandes amigos de Alonso. “Es un error, son dos cosas totalmente diferentes que absorben una energía muy alta, y si estás en la F1 no puedes permitirte ciertas distracciones”, aseguro hace unas semanas. “O eliges hacer Le Mans correctamente y centrándote con una atención maniática o corres el riesgo de hacerlo mal. La F1 de hoy es tan específica que no permite espacios”, zanjó.
En Mclaren por el momento prefieren alejarse de pronósticos y auguran que será posible pisar el podio, aunque se descartan de cara a conquistar el Mundial. Ese pronóstico, en cambio, parece reservado. Si el motor funcionan y el chasis es como han presumido, estar en la pelea será posible. La inexperiencia de Vandoorne relega toda la responsabilidad en manos de Fernando Alonso, que a pesar de su nefasta aventura se encuentra en un buen momento deportivo. De ahí que McLaren tema que el Mundial se les pueda escapar por sus excesivas ‘escapadas’ a otros competiciones.
Alberto Puente