viernes, noviembre 22, 2024
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El paripé de Mercedes desata la polémica

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Año nuevo, vida nueva. Este refrán español, aplicado a la Fórmula 1, sería algo así como ‘nueva temporada, nuevas oportunidades’. Esa al menos es la consigna de los diez equipos para encarar un nuevo curso en el que siempre esperan tener algo más de rendimiento que en el pasado. Muchos, como McLaren o Haas, lo han encontrado. Otros no. O por lo menos, no han conseguido mejorar lo suficiente como para alcanzar sus objetivos. En Ferrari y Red Bull están frustrados tras comprobar que 2018 pinta muy parecido a los últimos cuatro años, en los que Mercedes ha impuesto su hegemonía.

Ferrari obtuvo el triunfo y colocó a sus dos pilotos en el podio del Gran Premio de Australia. Manda en el Mundial de Constructores y Hamilton acabó más que molesto con su segunda plaza. Sin embargo, la sensación de los altos mandos de la escudería italiana se contrapone con la de algunos de los seguidores que vislumbran opciones de acabar con la sequía que persiste en Maranello desde hace una década. Mercedes es clara favorita y juega al despiste. En la primera cita en Melbourne el equipo no se dejó ganar, como es lógico, pero no hay ni un ápice de duda en que no tardarán en arrasar.

El fiel reflejo de la superioridad de Mercedes fue la calificación. Si bien es cierto que ser el más rápido a una vuelta no marca nada, y Ferrari tiende a ser mejor los domingos, la diferencia fue abismal. Los tiempos de Hamilton y Vettel fueron parejos hasta la Q3, donde el británico le endosó de un plumazo medio segundo a los dos pilotos de la escudería italiana. En rueda de prensa Vettel bromeó al señalar que estos habían cambiado su mapa de motor y Lewis rehuyó esa posibilidad. Pero lo cierto es que sí, manejan su potencial a su antojo.

La estrategia les privó del triunfo, en algo muy similar a lo que aconteció en 2017. Ese mismo año Vettel pareció sostener el pulso, pero avanzada la temporada se disiparon las dudas. En este 2018 se espera algo similar, el Mercedes es mucho más rápido y es cuestión de tiempo que lo evidencie en carrera. Sin embargo, estas derrotas no le vienen nada mal a la escudería alemana, que consigue así no llamar la atención demasiado con su superioridad. Algo que en Red Bull ya no cuela, a tenor de las recientes declaraciones de Helmut Marko.

«Todos los demás encuentran una décima o centésimas en sus últimas vueltas. Hamilton encuentra ocho décimas. Mercedes está jugando con todos. Pueden decidir con sus mapas motores lo lejos que se van», ha confesado recientemente. Incluso ha instado a Ferrari a sumarse a la lucha para meter más presión. Estas quejas de uno de los mandatarios de Red Bull han sido consideradas por muchos como inaceptables, ya que nadie de la escudería austríaca protestó cuando fue la marca de bebidas la que dominó el gran circo durante cuatro años en los que Vettel no tuvo rival.

Razón no les falta, pero Marko tiene a su favor la promesa de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA). Este organismo aseguró que intervendría para que la diferencia entre los distintos motores fuera superior al 3%. Esa brecha fue mucho mayor el pasado curso entre, por ejemplo, Mercedes y Honda, y lo mismo sucede en este 2018 entre el equipo alemán y el resto de la parrilla. En Red Bull quieren que los motores sean muy similares y que decida el chasis, algo que les beneficiaría. No quieren esperar a la nueva etapa que iniciará en 2021. De lo que no hay duda es de que Mercedes ha montado un paripe para que no sea tan evidente su superioridad. 

Alberto Puente

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