El grupo que comanda Juan José Hidalgo sufre duras sentencias en contra para operar en México y EEUU, mientras su antiguo partner, Oasis, continúa como gran damnificado. En enero la matriz de Viajes Halcón debía haber desalojado por completo el país. Si no hay un acuerdo extrajudicial, el asunto amenaza con eternizarse, con muchos perdedores y ningún ganador.
Bien entrado 2011, México y EEUU son auténticos quebraderos de cabeza abiertos para Globalia, el holding de viajes y turismo que comanda el controvertido Juan José Hidalgo. La dura sentencia del Tribunal de Arbitraje de París, de abril de 2010, contra Globalia (Viajes Halcón) que le condenaba a pagar 45 millones de dólares por incumplimiento de contrato y a extinguir los acuerdos comerciales con Oasis, es parte de un enorme contencioso que mantiene en Méjico el Grupo presidido por Hidalgo y que amenaza al emporio creado por Pedro Pueyo hace 25 años.
Remontándonos a los buenos tiempos ya pasados para ambas partes, los acuerdos comerciales cuajaron en 2007 y se adivinaba por entonces un beneficio mutuo ya que Globalia necesitaba ampliar mercado en el negocio hotelero mejicano.
Guerra entre españoles en Méjico
Todo parecía ir viento en popa hasta la llegada de la gripe A en 2009, momento en que Globalia rompió unilateralmente la baraja y dejó de pagar a Oasis por los 10 hoteles concertados con un total de 4.000 habitaciones de 5 y 4 estrellas.
Ya metidos en pleitos y para empeorar más las cosas, a la sentencia del Tribunal de París, otro juez de Atlanta (EE.UU) prohibió en agosto de 2010, la comercialización y alquiler de habitaciones del Grupo Oasis en Cancún en los mercados de Estados Unidos, Canadá y Europa. Este periódico ha intentado contratar desde España habitaciones en varios hoteles del grupo y en diferentes fechas, y en todos los intentos las operadoras de Internet lanzaban el siguiente mensaje: “Lo sentimos, este Hotel no está disponible para las fechas solicitadas”.
Globalia, sin embargo, en una nueva vuelta de tuerca para, presuntamente, eludir el cumplimiento de los contratos con Oasis y hacer un quiebro a las decisiones judiciales de París y Atlanta, cambió, otra vez unilateralmente, la marca de los hoteles Oasis por la de Be Live, absolutamente desconocida y sin ningún tipo de penetración en el sector mejicano. Todo ello ha llevado a una situación insostenible a Oasis, cuyos centros hoteleros no llegan ni al 20 por ciento de la ocupación. Con todo, a medio o largo plazo quien más tiene que perder es Globalia, pues cuanto más tarde en formalizarse la quiebra de la operación más se incrementarán las perdidas para Oasis y, en consecuencia, aumentarán los cargos y las cargas económicas contra el Grupo presidido por Hidalgo.
Lo cierto es que la lentitud de la justicia mejicana, en contraste con la celeridad de la actuación judicial internacional, está alargando la posesión de los hoteles por parte de Globalia, sobre quien el Dictamen Pericial de la procuradoría de Quintana Roo (Méjico) indica que ha ejercido una administración fraudulenta e irregular de la cadena de Hoteles y habría causado un detrimento patrimonial 9 millones de dólares en importes alterados de gastos de mantenimiento y otros conceptos, en contra de las empresas Oasis.
Aun hay más…
Los incumplimientos sistemáticos por parte de la empresa de Viajes Halcón, según denuncia Oasis, van más allá de los litigios judiciales: Globalia se comprometió contractualmente a desalojar los hoteles y concluir su explotación en Enero de 2011 y, encontrándonos en Febrero, siguen sin mover ficha.
Pero más allá de la “guerra” entre españoles, el conflicto está teniendo graves consecuencias para el sector hotelero mejicano. Al desconocimiento que supone para el mercado la nueva marca Be Live, se une la política de abaratamiento de tarifas desplegada por Globalia, lo cual ha provocado una situación muy difícil para el sector en Cancún y el resto del país, ya que ese enclave, por su importancia turística, marca tendencias en el establecimiento de los precios por alojamiento. Las 4.000 habitaciones de Oasis suponen el 20 por ciento de las plazas hoteleras de Cancún, un registro con mucho peso capaz de dinamitar el mercado y al que se ha llegado a ofertar estancias All-inclusive a 30 dólares por persona y día. Puestos en contacto con Globalia, reconocen que el asunto judicial está enquistado, en una sucesión de fallos y recursos que amenaza con eternizarse y sobre el que será preciso un acuerdo. Oasis, por su parte, prefiere no polemizar desde los medios con su deudor.
En todo caso, un mal asunto en el que si Oasis tiene recursos y aguante puede patentar un nuevo refrán: “El pez chico se come al grande”.