Los consejeros delegados de los principales bancos y aseguradoras de Estados Unidos, como JP Morgan, Bank of America, Citigroup, Morgan Stanley o Goldman Sachs, entre otros, han enviado una carta al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y a los miembros Congreso del país en la que les instan «enérgicamente» a que alcancen un acuerdo sobre el límite de deuda esta misma semana.
«Nos dirigimos hoy a ustedes para instarles a actuar esta semana para que alcancen un acuerdo que asegurará que nuestra nación continúa cumpliendo con sus obligaciones financieras y que incluirá pasos concretos y significativos para colocar a nuestra nación en una posición fiscal sólida», afirman.
La carta, enviada a través de la asociación que agrupa a las principales entidades del país, Financial Service Forum, está firmada por los consejeros delegados de Bank of America, Brian Moynihan; Citigroup, Vikram S. Pandit; Goldman Sachas, Lloyd C. Blankfein; JP Morgan, James Dimon; Wells Fargo, John G. Stumpf; Morgan Stanley, James P. Gorman; o Metlife, Steven A. Kandarian, entre otros.
En la misiva, las entidades alertan de que las consecuencias de una falta de acuerdo para la economía del país, el débil mercado de trabajo, la situación financiera de las familias y los negocios estadounidenses y el liderazgo económico mundial de Estados Unidos serían «muy graves».
En este sentido, inciden en que la recuperación económica sigue siendo «frágil» y advierten de que un incumplimiento de las obligaciones financieras del Estado o una rebaja del ‘rating’ de la deuda soberana sería un «duro golpe» para las empresas y la confianza de los inversores, ya que elevaría los intereses, socavaría el valor del dólar y provocaría turbulencias en los mercados bursátiles y de deuda.
Ante esta situación, avisan de que se provocaría una «empeoramiento dramático» de las ya de por si difíciles condiciones económicas del país. «Dado que este riesgo es totalmente real, los legisladores deberían corregir nuestro curso fiscal ahora mismo e inspirar confianza en el mercado pagando nuestras deudas a tiempo y demostrando que América es una democracia capaz de aparcar sus diferencias para solucionar sus problemas más importantes», añaden.
Asimismo, inciden en que un «camino hacia adelante creíble y previsible», lo que implica decisiones difíciles sobre el presupuesto, crearía el entorno necesario para que empresas y empresarios se establezcan, crezcan, innoven y creen empleos de alta calidad para los estadounidenses, «ahora y en las generaciones futuras».
La Casa Blanca
Instó este jueves al Congreso a concluir «el circo político» con un «compromiso» para evitar la suspensión de pagos antes del 2 de agosto y reiteró que el plan republicano de reducción de déficit será rechazado por el Senado.
«Nuestra oposición es a cualquier propuesta que nos vuelva a llevar a este circo político de nuevo, porque ya ha tenido significativos efectos negativos en nuestra economía», dijo Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca, en referencia al plan republicano cuya votación está prevista este jueves.
La Cámara de Representantes votará está tarde, al cierre de los mercados, el plan impulsado por su presidente, el republicano John Boehner, que plantea una reducción de casi un billón de dólares en el déficit en los próximos diez años.
Los demócratas, que son mayoría en el Senado, y la Casa Blanca se han opuesto a ese plan principalmente porque propone elevar el techo de deuda en dos fases, con una primera que concluiría a finales de 2011 y la exigencia de un nuevo debate a comienzos de 2012, año en que se celebrarán las elecciones presidenciales.
«Debemos ponernos a trabajar en algo que pueda verdaderamente pasar ambas cámaras (Cámara de Representantes y Senado) con apoyo de ambos partidos y pueda ser ratificado por el presidente», agregó Carney en su rueda de prensa diaria. El presidente estadounidense, Barack Obama, ya advirtió a comienzos de semana a los republicanos de que si el plan Boehner llega a su despacho para ser ratificado, lo vetaría.
Carney reafirmó el «optimismo» de la Casa Blanca de que el Congreso «retome el sentido común», para que se alcance el compromiso. Obama ha respaldado públicamente el plan del líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, consistente fundamentalmente en una reducción del déficit de 2,2 billones de dólares en la próxima década y que permitiría al Gobierno federal cumplir con sus obligaciones hasta 2013, es decir, hasta después de las elecciones.
Con un Congreso divido, ambas cámaras están tratando de avanzar sus respectivos planes a menos de cinco días para que se cumpla el plazo y sin que, por el momento, ninguno de los dos partidos, ni el demócrata ni el republicano, den su brazo a torcer.
Entretanto, el Tesoro de EEUU ha confirmado la fecha límite del 2 de agosto como el momento en el que el Gobierno federal no podrá hacer frente a todas sus obligaciones, a no ser que el Congreso apruebe la elevación del techo de deuda, ahora de 14,29 billones, por lo que tendría que decidir a quién paga y a quién no.