El consejo de administración de Dexia ha aceptado «bajo las actuales circunstancias» la propuesta de rescate pactada por los gobiernos de Bélgica, Francia y Luxemburgo, que supone la partición en tres de la entidad franco belga, incluyendo la nacionalización por parte de Bélgica de su filial en el país a cambio de 4.000 millones de euros, así como la aceptación de garantías de crédito por importe de hasta 90.000 millones en diez años, según anunció el banco en un comunicado.
«El consejo de administración ha analizado la oferta y ha consultado con expertos independientes respecto al interés social para el grupo y sus filiales y ha aprobado la compra de Dexia Bank Belgium por el Estado belga», anunció la entidad.
La nacionalización de la filial belga «será finalizada en un futuro muy próximo» y permitirá a Dexia reducir sus necesidades de financiación a corto plazo en más de 14.000 millones de euros, mejorando así la solvencia del grupo en más de 200 puntos básicos y reduciendo en más de 18.000 millones su cartera de activos no estratégicos.
Asimismo, la operación supone la creación de un ‘banco malo’ para aislar los activos ‘tóxicos’ de Dexia, que recibirá garantías de refinanciación por importe de hasta 90.000 millones de euros por parte de los tres gobiernos. En concreto, los fondos de esta entidad residual estarán garantizados por Bélgica (60,5%), Francia (36,5%) y Luxemburgo (3%).
Por otro lado, el plan de rescate supone la apertura de negociaciones para que Caisse de Depots et Consignations y la Banque Postale de Francia respalden las operaciones de la filial francesa de Dexia, Dexia Municipal Agency, mientras que la entidad franco belga confirmó la existencia de negociaciones con «inversores internacionales con la participación del Gran Ducado de Luxemburgo» para la venta de su filial Dexia Banque Internationale á Luxemburg.
Bélgica no excluye la necesidad de rescatar más bancos
Por otro lado, el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, reconoció en declaraciones a la emisora pública RTBF que el Estado «no exluye» la posibilidad de tener que rescatar a otras entidades belgas después del segundo rescate de Dexia, que ya recibió ayudas públicas en 2008.
A este respecto, Reynders apuntó que la nacionalización de Bélgica Banque Belgium por 4.000 millones de euros representa «un precio razonable» que incrementará un 1% la deuda del país, una cifra «limitada y manejable» y subrayó que las garantías públicas otorgadas a la entidad en este segundo rescate sn «inferiores a las prestadas en 2008».
Por otra parte, el ministro belga precisó que la intención del Gobierno no es permanecer en el accionariado de Dexia más allá del tiempo necesario para estabilizar la situación y obtener por su participación un «valor de mercado superior al de la inversión que nos permita obtener plusvalías».
Asimismo, Reynders dejó claro que el actual presidente de Dexia, Jean-Luc Dehaene, no seguirá en el cargo, ya que la intención del Gobierno es «reestructurar completamente la entidad con un nuevo consejo de administración».