Los ministros de Economía de la Eurozona se reúnen este viernes con el objetivo de acercar posturas sobre la quita que se aplicará a la deuda de Grecia para hacerla sostenible y sobre el refuerzo del fondo de rescate de 440.000 millones para evitar que se agrave el contagio a España e Italia.
El encuentro forma parte de las reuniones preparatorias de la cumbre de líderes europeos del 23 de octubre, en la que se pretende pactar una solución global a la crisis de deuda de la eurozona.
Además de la cuestión de Grecia y del fondo de rescate, el plan incluye una recapitalización del sector bancario europeo, que podría ascender a 90.000 millones de euros, según han dicho a Europa Press fuentes comunitarias. La recapitalización se debatirá en un Ecofin extraordinario el sábado porque no sólo afecta a la eurozona sino a todos los países de la UE.
Las fuertes diferencias entre Francia y Alemania y el retraso en la elaboración del informe de los inspectores de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la sostenibilidad de la deuda griega hacen muy difícil el acuerdo. De hecho, ni siquiera se espera que la cumbre del 23 de octubre cierre todos los detalles sobre estas cuestiones, y no se descarta que deban convocarse nuevas reuniones las semanas siguientes, según ha informado un alto funcionario de la UE.
Por lo que se refiere a Grecia, los ministros de Economía de la eurozona tienen previsto aprobar este viernes el sexto tramo de 8.000 millones de euros del primer rescate de 110.000 millones que data de mayo de 2010. Atenas necesita de forma urgente el dinero para no quebrar en las próximas semanas. La ayuda se desembolsará a mediados de noviembre, después de que el FMI dé su visto bueno a principios de ese mes.
El Eurogrupo debe revisar además el segundo rescate de 109.000 millones de euros que se aprobó el pasado julio, y que incluía una quita del 21% a los bancos en los bonos griegos que tuvieran en su balance. Debido al empeoramiento de la situación durante el verano, los Estados miembros sopesan ahora pedir a la banca que asuma pérdidas de hasta el 50%.
Alemania y Países Bajos son los Estados que más presionan para aumentar la participación del sector privado mientras que Francia y el BCE se oponen por entender que podría agravar el contagio a España e Italia.
En cuanto al fondo de rescate, los líderes de la eurozona se plantean aprobar que se utilice para avalar futuras emisiones de deuda de España e Italia. El objetivo de esta medida es multiplicar la potencia del fondo para proteger a los dos países del contagio de un impago por parte de Grecia.
Con este refuerzo, el fondo europeo de estabilidad financiera (EFSF, por sus siglas en inglés) garantizaría a los inversores en bonos españoles o italianos el primer tramo de pérdidas (que podría llegar hasta el 30%) en caso de impago de los dos países.
Esta opción cuenta con el apoyo del BCE y de Alemania. Pero Francia insiste en que la mejor alternativa para multiplicar la potencia del fondo sería apalancándolo mediante su conversión en un banco, para que tenga acceso a la financiación del Banco Central, algo que rechaza tanto Berlín como el presidente saliente del BCE, Jean-Claude Trichet.