Los ministros de Economía de la eurozona tratarán de cerrar este martes un acuerdo para reforzar el fondo de rescate de la UE y habilitarlo para que pueda avalar parte de las nuevas emisiones de deuda de España e Italia. La Comisión sigue considerando esencial este refuerzo para frenar el contagio de la crisis griega, aumentando la demanda de bonos de ambos países y reduciendo sus costes de financiación.
Sin embargo, el Eurogrupo no logrará la meta de que el fondo alcance, mediante el apalancamiento, una potencia de un billón de euros, como se habían comprometido los líderes europeos. El propio director del fondo, Klaus Regling, ha admitido que la potencia podría quedarse en la mitad de esta cantidad por el agravamiento de las turbulencias financieras y el escaso interés de los países emergentes en contribuir al rescate de la eurozona, según la prensa alemana.
La aprobación de las nuevas reglas operativas por parte del Eurogrupo permitirá que el fondo pueda empezar a utilizar sus nuevos poderes, como comprar bonos en el mercado primario y secundario, dar líneas de crédito preventivas a los países en crisis o recapitalizar bancos.
Los ministros se habían marcado como objetivo que el fondo de rescate reforzado empezara a actuar ya en diciembre. Pero la complejidad del sistema podría provocar un nuevo retraso al menos hasta enero, un plazo que podría ser excesivo teniendo en cuenta el continuo aumento de los intereses de los bonos de Italia, España o incluso Francia.
Las reglas operativas especifican que el fondo de rescate ofrecerá una protección parcial de entre el 20% y el 30% a los inversores que compren nuevas emisiones de bonos de países con problemas, dependiendo de las circunstancias del mercado. El certificado de protección podrá desvincularse del bono y comercializarse por separado, pero el inversor tendrá que tener los bonos del país en su posesión antes de cobrarlo. El certificado se activará, en efectivo o en bonos del fondo de rescate, si el Estado en cuestión deja de pagar parte de su deuda, incluso aunque sea mediante un acuerdo voluntario con la banca, como ha hecho Grecia.
El fondo europeo de estabilidad financiera, que no tiene capital propio sino que funciona con avales de los países de la eurozona para obtener fondos en los mercados, se dotará de una reserva de capital de 10.000 millones para poder reaccionar rápidamente frente a necesidades urgentes con emisiones de instrumentos a corto plazo, según se indica en las reglas operativas.
Los ministros se plantean además que el mecanismo inicie subastas mensuales regulares de letras y bonos, de acuerdo con un calendario publicado trimestralmente y con un máximo de 20.000 millones al mes. El fondo de rescate sólo tiene disponibles en la actualidad 250.000 millones de euros, porque el resto ya se ha comprometido para Portugal, Irlanda y el segundo rescate de Grecia. Todos los analistas consideran que esta cantidad es insuficiente para ayudar a Italia y España.
Incertidumbre sobre ayuda a Grecia
Los ministros de Economía de la eurozona discutirán además si desbloquean la ayuda urgente de 8.000 millones de euros que Grecia necesita para no suspender pagos en las próximas semanas. Esta ayuda corresponde al sexto tramo del primer rescate aprobado en mayo de 2010.
El líder del partido conservador griego Nueva Democracia, Antonis Samaras, ha dado marcha atrás en su negativa inicial y ha remitido una carta al presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso; el del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker; y a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, en la que expresa su respaldo al plan de ajuste que debe aplicar Atenas a cambio de la ayuda.
El Eurogrupo había exigido esta garantía por escrito y firmada de todos los líderes políticos griegos para asegurarse de que se aplicarán los recortes gane quien gane las elecciones y evitar nuevas sorpresas como el intento fallido del ex primer ministro, George Papandreu, de convocar un referéndum sobre el rescate.
Sin embargo, persiste el riesgo de que la ayuda no se desbloquee porque no todos los países de la eurozona han dado ya su luz verde al pago, según han informado fuentes comunitarias. Se trata de una decisión puramente política, de confianza, porque los inspectores de la UE y del FMI ya han constatado que Atenas ha cumplido las condiciones exigidas.