domingo, noviembre 24, 2024
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Una solución para la hipoteca

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Lo vemos cada día: familia que no puede pagar la hipoteca, intento de desahucio, grupo de personas que intentan evitar, o al menos aplazar, lo inevitable y el drama humano de quien se queda sin techo para él y los suyos; y ahí no acaban las desgracias, la deuda, superior casi siempre al valor de la vivienda mal subastada, perseguirá al deudor en sus bienes presentes y futuros: vehículos, nóminas, etcétera.

Enfrente, los ilusos de la dación en pago, esto es vivienda por deuda, que sigue dejando sin techo al que no ha podido hacer frente al pago y que supone, según los expertos un coste para los bancos de 2.500 millones de euros.  ¡Pues buenos están los bancos para más números rojos del ladrillo! Si así se hiciera, las pocas hipotecas nuevas que ahora se conceden disminuirían, pero es que además nos cobrarían un interés superior y no prestarían ni un euro por encima de la mitad del valor de la vivienda. Consecuencia: el que no sea rico por su casa, no podrá acceder a una vivienda antes de los cuarenta años.

¿Situación sin salida? No lo creo.  En los últimos meses hemos contemplado cómo los legisladores daban algún paso –demasiado tímido, opino- en esa dirección, pero lo más concreto es el cambio en la actitud de las entidades financieras ante impagos y demoras. De toda la vida, los bancos se lanzaban sin dudarlo por el camino judicial para conseguir embargo, primero, y subasta, a continuación. Era así hasta que la explosión de la burbuja inmobiliaria les ha golpeado en la línea de flotación y ha llenado sus libros de pisos, promociones a medio hacer y solares de los que ha desaparecido hasta el cartel de “próxima construcción”. En este momento, hay en España un millón de pisos sin vender…  Y buena parte de ellos, en manos de entidades de crédito.

Con esta realidad, si usted no puede pagar el recibo de la hipoteca, no se angustie, no se esconda y, sobre todo, no pierda ni un minuto. Acuda a su banco, cuente con realismo su situación y busquen juntos una salida. Las hay, y muchas; hace pocos días, el BBVA, una de las entidades más importantes a nivel europeo, anunciaba que “había flexibilizado las condiciones de las hipotecas de 45.000 familias para aliviar su situación económica por la crisis y que de este modo puedan seguir pagando sus préstamos”.

Es solo un ejemplo, pero significativo de la nueva actitud que antes nombraba. Las formulas pueden ser múltiples pero quizás las más convenientes para usted sean las de aumentar el plazo de pago hasta 40 años, con la lógica disminución de la cuota, aplazar entre uno y diez recibos hasta el final del crédito, o pagar solo intereses durante uno, dos, y hasta tres años. Cualquiera de estas medidas, u otras que ambos puedan pactar, les conviene más a bancos y particulares que dejar que el problema se gangrene y se produzca la peor de las soluciones: tener que entregar la casa donde vive.

Cómo conseguir una hipoteca

Todos recordamos cómo hasta hace cuatro años conseguir una hipoteca era facilísimo; bastaba llegar a la entidad financiera con una mínima nómina para que se nos ofreciera hasta el cien por cien del dinero que necesitábamos, incluso era habitual que se nos animara a pedir un poco más para, de paso, cambiar el viejo coche, o afrontar los gastos de mudanza y nuevos muebles. ¿Verdad que aunque no haga demasiado tiempo parece una historia de hace un siglo? En los últimos tiempos todo es a la inversa: buenas nóminas, solventes avales, incluso un pasado financiero de buenos pagadores resultan insuficientes para que se nos otorgue una hipoteca sobre una vivienda que no pertenezca al propio banco o caja. A mitad de semana, “los bancos centrales más importantes del mundo han acordado medidas extremas para dar liquidez a los mercados”. O, lo que es lo mismo, para que las entidades financieras empiecen a prestar dinero a particulares y empresas. El anuncio, de extraordinaria importancia, provocó, de inmediato, una fuerte subida en las bolsas de todo el mundo y contribuirá a que aumente la confianza; podría, en definitiva, ser el comienzo de un nuevo tiempo económico…, pero habrá que esperar y ser prudentes.

Mientras tanto, si usted necesita una hipoteca existe en buena parte del mundo una fórmula poco explotada en España, pero que se utiliza, según sus defensores, con éxito en otras economías occidentales. Se trata del seguro de crédito sobre la parte del préstamo que el banco no se atreve a conceder. Esto es, si queremos comprar algo que vale cien, solo tenemos diez y el banco no da un euro más de sesenta, el seguro de crédito ofrece el otro treinta. Nosotros tendríamos que pagar hasta un punto más a la aseguradora que al banco, pero la operación se haría ya que la entidad financiera no corre con el riesgo de noventa, sino de sesenta, y además cuenta con que la aseguradora estará pendiente, por su propio interés, de que no se produzca retraso alguno en el pago de los recibos.

Si esta, entre otras medidas, supone que no tengamos que esperar años para conseguir nuestra vivienda, bienvenida sea. Por nosotros, y por ese millón largo de pisos que los expertos calculan que están disponibles en este final de 2011.

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