Los hechos son estos: el Gobierno ha prorrogado los presupuestos, que podrán ser enmendados en unos meses. La realidad es esta otra: la Administración se ha quedado congelada. El motivo: por si mañana no hay.
La prórroga supone que los organismos del Estado cuentan hasta el mes de marzo con el 50% del todo el presupuesto que tuvieron en 2011. Ese es el dinero que saben que tienen. El problema es que es probable que el Gobierno decida en esas fechas que el nuevo presupuesto no llega a igualar el anterior, de manera que muy posiblemente se encuentren en marzo con que sólo tienen el 35% del presupuesto de un año para lo que queda de 2012.
Así las cosas, ministerios, direcciones generales e instituciones varias del Estado han decidido cortar por lo sano en todos los gastos. Como explica gráficamente un alto cargo en el gabinete de un secretario de Estado: “La consigna es por si mañana no hay”.
Hay gastos que se tienen que hacer obligatoriamente, pagos ineludibles y funcionamiento básico de la Administración. Donde ha caído la congelación más absoluta es en los gastos en cursos y seminarios. Como bien dice otro alto cargo, “ya se pueden ir olvidando de que todo acabe con el famoso, ‘al terminar el acto se servirá una copa de vino español”.