El Gobierno está ultimando los detalles de la reforma financiera que podría presentar este viernes, 3 de febrero, y que incrementará las exigencias de provisión a la banca en unos 50.000 millones de euros con el fin de afrontar eventuales pérdidas por su exposición al ‘ladrillo’.
El Ejecutivo de Mariano Rajoy permitirá a las entidades financieras elegir entre la posibilidad de cargar las mayores exigencias de provisión sobre beneficios o sobre el capital para sanear sus balances ante el deterioro del sector inmobiliario.
Concretamente, estudia dar un plazo de dos años a las que decidan cargar las provisiones sobre los beneficios, y establecer un periodo inferior para aquellas que las detraigan del capital, según informaron a Europa Press en fuentes financieras.
El Gobierno quiere acelerar el saneamiento del sector financiero para recuperar la confianza de los mercados internacionales y relajar el coste de la financiación exterior sin que el conjunto del sistema entre en ‘números rojos’.
El Ejecutivo se ha marcado el objetivo de presentar la reforma financiera antes del próximo 15 de febrero, plazo en el que cobran fuerza las fechas del día 3, y en menor medida, la del día 10. Su objetivo es que el abaratamiento de la financiación permita reactivar el crédito, la actividad y atajar el paro.
La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguró tras conocerse que el número de parados en España asciende a 5,27 millones que el Gobierno ha pisado el acelerador en las reformas estructurales, tanto en la del mercado laboral como en la financiera.