viernes, octubre 4, 2024
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«Es lamentable que se le diga a Grecia que solo tiene una opción, votar a Samaras»

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¿Cómo afectará el resultado de las elecciones griegas a España y la UE?

Las elecciones griegas afectarán a España porque afectarán al conjunto de la UE. Suponen la repetición de unas elecciones que no solamente no permitieron la formación de Gobierno hace apenas un mes, el 6 de mayo, si no que señalaron la protesta exasperada de la ciudadanía griega contra el derrumbamiento del crédito de la política europea y de la respuesta equivocada que se les ha impuesto con un coste social insufrible. Los griegos han retirado masivamente su apoyo a los partidos vertebradores de la democracia griega hasta la fecha. Han irrumpido con fuerza los neonazis y una izquierda que protesta el desastroso fracaso de las políticas de austeridad recesivas que ha dictado la derecha europea y de forma obcecada, el Gobierno conservador alemán que capitanea Angela Merkel.

Grecia ha hecho un esfuerzo enorme por reducir su déficit corriente, pero en un contexto continuado de una recesión que destruye economía productiva y que produce paro y un incremento exponencial de los intereses que tienen que pagar por su deuda. Por más sacrificios que sumen no puede llegar a fin de mes. Lo que Grecia está diciendo es que hay que cambiar de política. Ese mensaje está recorriendo Europa entera, también España.

Europa teme que salga la izquierda radical que es la que se desliga del plan económico ideado. ¿Qué supondría que saliera este partido en Grecia?

No acepto ese diagnóstico que circula como si fuera cierto. Acríticamente asumido por los medios de comunicación conservadores de forma especial. Es lamentable que se le diga a Grecia que solo tiene una opción; votar a la derecha de Samaras. A la misma derecha que desastró las cuentas griegas, que mintió  a las instituciones europeas, que exponenció el déficit y la deuda, porque como voten a la izquierda la amenaza es el corralito, la salida desordenada del euro y el pánico consiguiente. Los griegos deben elegir democráticamente. Pero la situación nos dice con claridad que la política aplicada nos ha conducido al desastre y puede hacer que Grecia y el conjunto de la zona euro se despeñen por el abismo si no la cambiamos y la cambiamos ahora. El diagnostico impuesto por Merkel y la derecha europea es el equivocado. El origen de la crisis no fue el déficit público, sino la desregulación financiera, la especulación y la deuda privada de los bancos. La solución no está en la austeridad recesiva, sino en corregir los defectos congénitos del euro, cambiar el papel del Banco central, impedir la especulación financiera e inyectar recursos en inversión productiva para generación de empleo y esperanza para el futuro de Europa.

Y es inaceptable que se le imponga a la ciudadanía de un país miembro, un sufrimiento infinito, sin ninguna esperanza de recompensa. Porque eso es lo que le ha pasado a Grecia, con la intención no de rescatar a Grecia, si no sólo a los bancos alemanes, tenedores de la deuda Griega. Después de lo cual, se ha preparado el plan B, para que en el caso de que los griegos voten a la izquierda, forzar su salida del euro. El escenario es intolerable y hemos llegado a una situación límite y por tanto el mensaje es claro, Europa tiene que cambiar de rumbo, política y dirección. Y hacerlo ahora porque es cuestión de días.

¿Qué supondría para EU la salida del euro de Grecia?

Resulta expresivo del desastre que ha supuesto el manejo de la crisis impuesto por la hegemonía conservadora en el consejo capitaneada por Merkel y secundada durante años por Sarkozy y la mayoría de primeros ministros conservadores, el hecho de que estemos ya manejando como si  fuese una hipótesis verosímil, cada vez más próxima, la salida desordenada de Grecia de la Zona Euro. Y esa catástrofe no se desactiva con un simple corralito a los ahorros de los griegos, porque el pánico afectará al conjunto de los países del euro y no sólo a los que se considera eslabones débiles y periféricos, entre los que se incluye España. Significará un mazazo brutal a la credibilidad del proyecto europeo, un empobrecimiento instantáneo de los países de la zona euro, hiperinflación y el desencadenamiento de devaluaciones acumulativas del Dracma que tendrá repercusiones sobre los restantes países de la zona euro. Debemos evitarlo y no jugar con esa hipótesis que es la antesala del desastre. Y añado, nunca he creído que la UE, sea el euro, es también Schengen –libre circulación de personas-, ciudadanía y derechos fundamentales. Sobre todo eso, por eso no creo que se pueda llamar unión política a un simple refuerzo de la superstición bancaria. Ahora bien, el fracaso del euro significará un golpe de una virulencia irreparable al conjunto del proyecto europeo. Estamos a tiempo de evitarlo, pero es cuestión de días.

Eva Díaz

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