La deuda pública alcanza máximos históricos (el 72% del PIB), la prima de riesgo se mantiene en los 540 puntos y la rentabilidad del bono a 10 años sigue rozando el 7%. Los nervios están a flor de piel. Este jueves, la cúpula del Gobierno se reunió de urgencia en el Congreso de los Diputados -pese a que desde Moncloa se sigue hablando de «reunión ordinaria»- y este viernes ha hecho lo propio en el habitual Consejo de Ministros de los viernes. El telón de fondo: el momento de dificultad que vive España. Nadie niega ya la evidencia -aunque el Gobierno continúa resistiéndose a mencionar la palabra maldita: rescate-, y por ello, el primer mensaje de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, – y que sin que nadie le preguntara- ha sido de «tranquilidad» y de «confianza» en «nuestro sistema bancario y financiero».
Una semana después de que la portavoz gubernamental se negara hasta en siete ocasiones a hablar de la «asistencia a los bancos españoles», la pregunta era previsible. Por ello, Sáenz de Santamaría ha preferido adelantarse y volver a insistir en el discurso que desde el sábado pasado lleva defendiendo el Gobierno español: no es un rescate, sino una «ayuda»; no tendrá condicionalidades macroeconómicas y es una muy buena opción para sanear la banca y convertirla en una de las mejores aprovisionadas. En este sentido, ha apelado a la «serenidad» y la «calma» frente a la «apocalipsis» que últimamente se refleja en los medios de comunicación.
Para muchos expertos, ésta ha sido una de las peores semanas para la economía española. Todos los indicadores que actualmente conocemos han conseguido batir récords históricos, y ni siquiera los 100.000 millones procedentes de Europa han conseguido arrojar un poco de luz. La incertidumbre de los mercados en la economía española sigue lastrando nuestra recuperación. Por el momento, Grecia sigue siendo la excusa del Gobierno. «Las elecciones del domingo calmarán la situación», siguen insistiendo desde el Ejecutivo. Pero lo cierto es que por el momento no es más que un deseo. También se nos transmitió durante esta última semana que el rescate bancario era «una muy buena noticia» y , sin embargo, los mercados no dieron tregua. Ante esta realidad, el Gobierno responderá con más reformas. «Vivimos momentos de incertidumbre y lo único que tenemos que hacer es seguir trabajando», ha dicho Sáenz de Santamaría, que ha insistido en que Rajoy cuenta con una hoja de actuación y de reformas marcadas que cumplirá «a rajatabla».
Por el momento, «el Gobierno se preocupa por la España real, más allá de que la prima baje o suba», ha dicho la vicepresidenta. «Nos centramos mucho en lo que dicen los mercados y nos olvidamos de que hay un país que quiere salir adelante», ha continuado. Según Saénz de Santamaría, no debemos olvidarnos de que España ya estuvo en una situación parecida en 1996, y que consiguió salir de ella. «Ni el momento ni la situación mundial es la misma, pero España se enfrenta a retos similares», ha explicado la portavoz gubernamental, convencida de que «España va a salir adelante», puesto que la dirección es unívoca y clara: rebajar el déficit público -«no nos podemos permitir pagar los intereses que se pagan por la deuda», ha apuntillado-, para ganar competitividad, generar confianza y crear empleo.
En cualquier caso, ha reconocido que la prima de riesgo de España -actualmente por encima de los 520 puntos-, refleja que «no están despejadas las dudas sobre algunos Estados miembros», en clara alusión a Grecia, y refleja la incertidumbre sobre el proyecto del euro. «Ninguno de los países miembros puede permitirse mantener una situación de incertidumbre», por lo que España reclama a la UE medidas «a corto, medio y largo plazo» y el rescate solicitado para recapitalizar el sistema financiero español «va en esa línea». Las medidas adoptadas por España han sido bien acogidas por los líderes del Eurogrupo, que manifestaron la semana pasada que el país «hecho los deberes» en materia de consolidación fiscal, reformas estructurales y reforma laboral, ha insistido.
Elsa S. Vejo