viernes, octubre 4, 2024
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«La situación a día de hoy es ya directamente insostenible»

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¿Cuál es el alcance de las elecciones griegas a nuestra situación económica?

Habría que distinguir entre antes y después de las elecciones. Hasta el domingo, la cuestión era si una victoria electoral de Syriza plantearía una expulsión de Grecia del euro. Recordemos que esta coalición planteaba renegociar el memorando, es decir, las condiciones para el rescate. El alcance para España era el temor a que una mayor incertidumbre complicase aún más su capacidad de obtener financiación e incluso del riesgo de ruptura de la eurozona.

Ahora, tras las elecciones el foco de atención vuelve a la situación de la economía española: su enorme deuda externa privada, la situación real de sus bancos, el trasvase de deuda privada a pública, condiciones para el rescate financiero, así como dudas sobre la capacidad de control del gobierno sobre los presupuestos del Estado. Todo ello con el agravante de que la aceptación del rescate sitúa a nuestra economía, a ojos de los inversores, en el mismo paquete que Grecia, Portugal e Irlanda.

¿Por qué tras unos resultados de los comicios griegos «favorables» para la UE, España está sufriendo la mayor subida de la prima de su historia?

Un matiz para empezar y que creo necesario después de ver las portadas de muchos periódicos el lunes. El voto se decantaba entre una postura favorable a los acreedores (Nueva Democracia y PASOK) o a los deudores (Syriza). No era a favor o en contra del euro ni de la UE. De hecho, más se podría decir que la posición de Syriza era más europeísta, puesto que la otra sólo lleva al desastre. Dicho esto, el resultado final hace volver a Grecia a su statu quo previo, y la atención vuelve a centrarse en España (también en Italia). La prima de riesgo no es que suba ahora tras las elecciones, sino que ya subía antes. Es decir, las tensiones iban más allá de la incertidumbre con Grecia. Lo que de veras ha agravado la situación ha sido la calamitosa actuación desde Bruselas, pero sobre todo desde Berlín, que han forzado la petición de rescate española, sin que se sepan todavía las condiciones para dicho rescate, ni quién lo va a financiar y cuándo. Todo ello tras una penosa gestión del Gobierno en la nacionalización de Bankia primero, y en negar la propia evidencia del rescate después. Draghi, presidente del BCE afirmaba que España no lo podía haber hecho peor. Y es verdad. Lo que pasa que ese mismo cuento debería aplicárselo a sí mismo, pues el BCE continúa en su dejadez de funciones como banco central y lleva ya 14 semanas sin comprar deuda pública española, permitiendo que sea cada vez más cara hasta alcanzar un coste insostenible. El problema de fondo es que la eurozona no hace nada por garantizar su propia supervivencia.

La respuesta que la prima de riesgo está teniendo en España tras las elecciones helenas, ¿era previsble? ¿Por qué ha subido tanto?

Si tenemos en cuenta que las tensiones se debían a otros factores, más allá de la propia incertidumbre electoral helena, la respuesta es sí. La única duda estaba en si el BCE se dignaría en intervenir al fin. Las causas a esta subida son pues las que ya había antes. Primero se puso en tela de juicio la capacidad del nuevo ejecutivo por cumplir con su presupuesto. Entre otras cosas porque pasados tres meses de legislatura aún seguía sin presentarlos, a la espera de las elecciones andaluzas. Antes habían jugado a encontrar supuestos déficits ocultos en algunas Comunidades Autónomas, pero resultó que los había también en otras que gobernaban hace tiempo. En Madrid, por ejemplo, resultó ser del doble. Y su presidenta se justificó diciendo que las cifras eran aún provisionales… ¡en mayo del año siguiente! Se anunció la nacionalización de Bankia sin tener ningún plan de recapitalización.

Cuando Gorigoizarri pidió 19.000 millones no se sabía de dónde lo iban a sacar. A su vez, por parte de Bruselas, pero más aún de Berlín, su obsesión por el ajuste primero, y cómo forzó que España aceptase el rescate financiero. No se conocen ni las condiciones para la financiación ni tan siquiera quién lo va a financiar. Y no es un asunto menor, porque dependiendo de quién sea, la deuda puede considerarse super senior, lo que significa que tendría prioridad su devolución por encima de cualquier otra. Los tenedores de bonos españoles ven entonces que el agujero bancario no se sabe cómo se pagará y que igual tienen que esperar más para recuperar su inversión. Mientras, el ajuste agrava más la crisis y con ello la situación de los bancos, que amenaza con trasladarse a mayor deuda pública.

Todo esto en un contexto, no olvidemos, donde España emite una deuda en una moneda que no controla y que no cuenta con apoyo alguno por parte del BCE. Este río revuelto, es el propicio para todo tipo de movimientos especulativos.

¿Cuál es el límite que nuestros mercados pueden aguantar?

La situación a día de hoy es ya directamente insostenible. El tipo de interés del bono español a diez años ha superado la barrera del 7%, cifra que suele considerarse como el límite de la sostenibilidad. Pero igualmente grave es la tensión sobre los títulos a más corto plazo. El martes, el Tesoro colocó 3.040 millones de euros en letras a 12 y 18 meses, respectivamente. El tipo de interés de las letras a un año ha sido del 5,074%, un 70% más del que se pagó apenas hace un mes. Esto anuncia que la venta de bonos el jueves será dramática. En todo caso, puntualmente puede asumirse. Ahora bien, en julio tendrá que colocar 19.000 millones de euros. Ya veremos cómo. El Tesoro cuenta con un colchó de liquidez, pero obviamente no es infinito y las necesidades de multiplican. Así, por ejemplo, están pendientes de financiarse 35.000 millones para las Comunidades Autónomas. Se planteaba la opción de los “hispabonos”, pero no puede emitirlos en estas condiciones. ¿Se incluirán en los 100.000 millones para el rescate?

¿Qué medidas hay que poner en marcha para calmar su subida?

Se requieren medidas a escala europea. Urge una intervención decidida del BCE con compras masivas de bonos al estilo de lo realizado por la Reserva Federal. Los países del centro, y sobre todo Alemania, deben relajar sus objetivos de inflación, políticas expansivas e incrementos salariales.

Hay que poner fin al ajuste, que no hace sino agravar una deflación de activos, lo que termina por hacer que la deuda aumente. Frente a los recortes, habría que presentar un ambicioso programa de inversiones en la periferia que sirva además para reestructurar el modelo productivo con un mayor realismo ecológico. Mientras, será necesaria una recapitalización bancaria, pero de toda Europa, no solo española, unido a una inevitable reestructuración de la deuda y asumir importantes quitas. Con ello reformar el modelo bancario y financiero vigente, que nos ha llevado al desastre. Mientras, las economías periféricas, incluida la española, deben afrontar su problema de déficit público por su verdadero origen: sus débiles ingresos fiscales. Una mayor recaudación, pero también más justa, que recaiga sobre quienes más tienen.

Elsa S. Vejo

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