Las principales cuatro economías de la Unión Europea -Alemania, Francia, Italia y España- llevarán a la próxima Cumbre europea de la próxima semana un plan de medidas concretas para apoyar el crecimiento y la creación de empleo que cuente con un apoyo del 1% del PIB de la Unión Europea, esto es, de 130.000 millones de euros.
«Queremos que haya un paquete de medidas para el crecimiento a nivel europeo relevante, del orden del 1% del PIB de la Unión Europea, lo que significa más o menos 130.000 millones de euros», ha anunciado en rueda de prensa el primer ministro italiano, Mario Monti, anfitrión de una reunión en la que también han estado la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés, François Hollande; y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Este plan, ha añadido Monti, debería incorporar una «consideración sobre la calidad y composición del gasto público que reconozca el valor de ciertas inversiones».
El encuentro entre Monti, Merkel, Hollande y Rajoy debía servir para examinar las soluciones a la crisis de la zona euro y medidas para recuperar la estabilidad de sus economías, de cara a defender una posición conjunta en el Consejo europeo de los próximos 28 y 29 de junio en Bruselas.
El primer ministro italiano ha destacado que lo «hecho hasta ahora no es suficiente» y ha señalado el «compromiso renovado común de respetar una disciplina macroeconómica sana», porque es «indispensable» para asegurar la «estabilidad y la solidez de un sistema financiero capaz de apoyar las inversiones para la economía real y el aumento del empleo».
El plan para el crecimiento, del que Monti no ha ofrecido una composición detallada, contempla formas para un «uso más eficaz de los recursos comunitarios para reforzar el crecimiento y la competitividad» y para aumentar el capital del Banco Europeo de Inversiones (BEI), según ha dicho el italiano.
El presidente francés, por su parte, ha destacado que se trata de un programa «indispensable» para salir de la crisis y ha confiado en que reciba el apoyo de los Veintisiete y pueda estar en marcha «en el plazo más breve». «Somos conscientes de que damos un signo de cohesión, coherencia y de solidaridad», ha celebrado Hollande en la rueda de prensa conjunta.
También la canciller alemana ha celebrado el consenso respecto a la necesidad de impulsar el crecimiento y la creación de empleo con el 1% del PIB de la Unión Europea y ha opinado que es «la señal correcta que todos necesitan».
Merkel ha concedido que después de que los países en dificultades hayan asumido reformas de calado y de que se hayan «desarrollado los instrumentos de solidez y solidaridad», la Unión Europea aborde ahora el debate sobre el crecimiento y la creación de empleo de manera «más enérgica».
Por su parte, ha destacado que existe un acuerdo entre todos los líderes sobre la necesidad de controlar los déficits y no elevar en exceso la deuda pública, así como de hacer reformas estructurales tanto a nivel nacional, para mejorar la flexibilidad y la competitividad de la economía y conseguir un mayor crecimiento económico, como a nivel de la Unión Europea.
Los jefes de Estado y de Gobierno tienen previsto aprobar en la cumbre de la semana que viene una ampliación de capital del BEI por valor de 10.000 millones de euros. Ello permitirá un incremento en sus préstamos de hasta 60.000 millones de euros, lo que, a su vez, atraería otras fuentes de financiación de hasta 180.000 millones para nuevos proyectos, según Bruselas.
España tendrá que aportar 970 millones de euros y quiere que los nuevos créditos se concentren en las pymes y la I+D. Además, el Consejo Europeo respaldará la puesta en marcha de bonos para financiar grandes proyectos de infraestructuras. El objetivo de esta iniciativa es movilizar hasta 4.600 millones de euros en los dos próximos años utilizando como garantía 230 millones del presupuesto de la UE.
Tasa sobre transacciones financieras
Además, los cuatro líderes europeos han mostrado su apoyo a la creación de una tasa a las transacciones financieras, medida sobre la que este viernes los ministros de Economía de diez de los 17 Estados miembros de la Eurozona han pedido avanzar en solitario mediante una «cooperación reforzada».
El objetivo de esta alianza es superar el bloqueo en el desarrollo de esta tasa que ha provocado el veto de países como Reino Unido, Suecia o Polonia.
Con la creación de esta tasa se pretende frenar las operaciones más especulativas y hacer que la banca asuma parte de los costes de la crisis. Según la propuesta de Bruselas, la tasa gravaría con un tipo del 0,1 por ciento las compraventas de acciones y bonos y con un tipo del 0,01 por ciento las de derivados. El nuevo impuesto generaría unos ingresos de 55.000 millones de euros al año.
Estrella Digital/EP