Concluye una semana decisiva más en nuestro calendario político, y la conclusión sigue siendo la misma: «Hay que esperar». Pero, ¿a qué? El Banco Central Europeo ya ha dejado claro cuál es el procedimiento que un país europeo con problemas de financiación -como es el caso de España- debe seguir si quiere que el organismo le compre bonos y de esta manera relaje la presión de los mercados. Primero, pedir el rescate a sus socios europeos. Y segundo, aceptar una «estricta condicionalidad macroeconómica» a cambio de la ayuda. Una vez cumplidos estos dos requisitos, el BCE estaría dispuesto a comprar bonos soberanos a uno, dos y tres años sin límites para reducir los costes de endeudamiento de los países de la zona euro con problemas financieros.
Con esta información bajo el brazo, Mariano Rajoy y Angela Merkel han comparecido en rueda de prensa tras el almuerzo de trabajo que este jueves ha tenido lugar en el Palacio de la Moncloa. No obstante, ninguno de los dos líderes han querido profundizar mucho al respecto. Las referencias de los periodistas al último anuncio procedente desde Frankfurt han sido numerosas, pero el silencio ha sido la tónica general de ambos líderes. «Cuando tenga alguna novedad, si la tengo, se la contaré. Aún no he tenido tiempo de leer la comparecencia de Mario Draghi», ha dicho el presidente Rajoy. Una reacción muy similar a la que a estas horas se recoge en Presidencia: «Tenemos que leer la letra pequeña del anuncio que acaba de hacer el BCE antes de tomar una decisión», han insistido fuentes gubernamentales.
Cuando tenga alguna novedad, si la tengo, se la contaré
Las valoraciones sobre este tipo de cuestiones se venden caras, y si algo está claro es que el Gobierno no quiere pillarse los dedos en este tema. La cuestión económica sigue siendo la mayor preocupación de los españoles, y Rajoy no quiere crispar el ambiente más de lo que está. Por este motivo, el discurso que este jueves ha querido volver a defender es el de que «España camina por la senda correcta». La reducción del déficit, las reformas y reestructuración del sistema financiero son las recetas que el presidente Rajoy ha identificado como las claves para conseguir sus principales objetivos: generar crecimiento y crear empleo.
En este sentido, el líder del Ejecutivo ha vuelto a reconocer que las medidas puestas en marcha no son las más populares, pero sí las necesarias. «Son medidas difíciles de explicar, que a mucha gente no le gustan, pero en la situación en que estamos es lo que hay que hacer. Tenemos que ajustar gastos e ingresos, no gastar más de lo que tenemos y hacer reformas que generen confianza», ha insistido Rajoy, convencido de que si se controlan las cuentas y se hacen las reformas pertinentes «llegará lo bueno».
Un convencimiento que la mismísima Angela Merkel comparte y del que este jueves ha querido dejar constancia: «España va por buen camino». La canciller alemana ha aprovechado su intervención en España para alabar las reformas emprendidas por el Gobierno español y negar que sea ella la que está obligando al Ejecutivo a hacer reformas. «Yo no voy a decir qué reformas tiene que hacer España. Tengo plena confianza en Rajoy, que ha tomado medidas necesarias y por las que estoy impresionada», ha afirmado Merkel tras el encuentro con su homólogo español.
Si se controlan las cuentas y se hacen reformas «llegará lo bueno»
El Gobierno apela a la calma y a la prudencia
Por el momento, lo único que está claro es que el Ejecutivo de Rajoy no tomará ninguna decisión precipitada. Así lo han confirmado fuentes del Gobierno tras la cumbre hispano-alemana, conscientes de que la clave está en «esperar» y actuar con «calma y prudencia» antes de decidir si finalmente Rajoy solicitará ayuda a sus socios europeos. «Tenemos que estudiar con detenimiento las condiciones que incluye el plan de compra de deuda presentado por el Banco Central Europeo y sus posibles consecuencias para España», han insistido las mismas fuentes, que recuerdan cómo, tal vez por no hacer ese análisis en profundidad, los mercados respondieron en un principio de forma negativa al plan de ayuda financiera a la banca, hasta que se precisó que el fondo de rescate permanente europeo no sería un acreedor preferente.
Según el Ejecutivo, no hay «necesidad» alguna de hablar de «más condiciones», puesto que el Gobierno de España «está cumpliendo con las exigencias fijadas en el procedimiento de déficit excesivo en el que está inmersa», pero aún así tampoco quieren echar las campanas al vuelo y negar esta posibilidad. Hasta la fecha, todo es posible y todo está sobre la mesa. Ahora sólo queda que Rajoy decida cuáles son las reglas que está dispuesto a aceptar y cuáles no. Desde Moncloa, lo único que adelantan es que la resolución final será «la mejor para España y para el euro».
Elsa S. Vejo