El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado a la baja en tres décimas su previsión de crecimiento de la economía mundial en 2014, hasta el 3,4%, debido a las «secuelas de un primer trimestre flojo», particularmente en Estados Unidos, y a las perspectivas menos optimistas en varios mercados emergentes.
En la actualización de su informe 'Perspectiva Económica Mundial', explica que el crecimiento mundial se moderó «más de lo previsto» en el primer trimestre de 2014, ya que pasó de registrar una tasa anual de 3,75% en el segundo semestre de 2013 a un 2,75%, es decir, alrededor de medio punto porcentual por debajo del pronóstico de abril del Fondo.
El FMI admite que se registraron cifras de actividad «inesperadamente favorables», especialmente en el caso de Japón, aunque también en Alemania, España y Reino Unido, pero incide en que el panorama estuvo dominado por cuatro sorpresas a la baja.
EEUU
En primer lugar, apunta que en Estados Unidos, cuya economía crecerá un 1,7% en 2014 frente al 2,8% previsto en abril, los excedentes de inventarios a cierre de 2013 resultaron ser mayores de lo previsto, lo cual dio lugar a una corrección de mayor magnitud. A esto, se ha sumado un «crudo invierno» que atenuó aún más la demanda y una marcada contracción de las exportaciones.
Otras de las sorpresas negativas fueron la de China, donde la demanda interna se moderó más de lo previsto por los esfuerzos de las autoridades por contener el crecimiento del crédito y por la corrección en la actividad inmobiliaria, y la de Rusia, donde la actividad se desaceleró notablemente porque las tensiones geopolíticas continuaron deprimiendo la demanda.
En este contexto, el FMI ha recortado dos décimas a la baja su previsión para China en 2014 y 2015, hasta el 7,4% y el 7,1%, respectivamente, y ha revisado a la baja en 1,1 puntos para 2014 y en 1,3 puntos para 2015 su previsión para Rusia, hasta un 0,2% y un 1%, respectivamente.
En cuarto lugar, subraya que en otras economías emergentes se observó un crecimiento inferior al proyectado como consecuencia de una menor demanda externa, en particular de Estados Unidos y China, y, en varios casos, de una demanda interna más floja que se unió a un crecimiento más débil de la inversión.
Respecto a España, el FMI confirma las previsiones de crecimiento publicadas hace dos semanas en el informe de la economía española correspondiente al Artículo IV de la institución, que prevé un aumento del PIB para este año del 1,2% y del 1,6% para 2015, tres y seis décimas más de lo que estimaba en abril, respectivamente.
Mantiene la previsión para 2015
Pese a este «flojo inicio del año», el FMI reconoce que las condiciones financieras se han vuelto «más favorables» desde la publicación de abril y los indicadores adelantados apuntan a que la recuperación mundial recobrará ímpetu en el segundo trimestre de 2014. Por ello, mantiene que la economía mundial crecerá un 4% en 2015.
En este sentido, considera que la «inesperada» debilidad del primer trimestre fue «en gran medida transitoria», porque el impacto de factores como el crudo invierno y la corrección de inventarios se disipará y las políticas ya han comenzado a responder al crecimiento más débil, como por ejemplo en China.
Además, siguen vigentes factores clave que apoyan la recuperación, como la moderación de la consolidación fiscal y una política monetaria muy acomodaticia en la mayoría de las economías avanzadas. Sin embargo, admite que parte de la debilidad de la demanda observada en el primer trimestre parece ser más persistente, en especial en lo que se refiere a la inversión a escala mundial.
Riesgos a la baja
Por otro lado, indica que los riesgos a la baja siguen siendo motivo de preocupación y advierte, en concreto, de que la agudización de los riesgos geopolíticos, por los acontecimientos recientes en Oriente Próximo y Ucrania, podría provocar una fuerte escalada de los precios del petróleo.
Entre los riesgos de los mercados financieros, la institución dirigida por Christine Lagarde menciona las tasas de interés a largo plazo «inesperadamente altas» en Estados Unidos y la posibilidad de que se revierta la reciente tendencia a la baja de las primas de riesgo y la volatilidad.
Asimismo, alerta de que el período de débil crecimiento mundial podría prolongarse, dado que no se observa un «ímpetu robusto» en las economías avanzadas pese a unos tipos de interés muy bajos y a una moderación de otros factores que frenan la recuperación.
En el caso de algunas de las principales economías emergentes, podrían prolongarse los efectos negativos sobre el crecimiento, que se derivan de las restricciones del lado de la oferta y del endurecimiento de las condiciones financieras del año pasado.