Telefónica ha fijado unas «líneas rojas» en lo que se refiere a las condiciones que está dispuesta a aceptar para que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) apruebe la compra de Canal+ y estaría dispuesta a abortar al compra de la plataforma de televisión de pago en caso de que se rebasaran estos límites.
De acuerdo con estas fuentes, si la CNMC obliga a Telefónica a revender sus servicios audiovisuales empaquetados, la operadora de telecomunicaciones podría plantarse y abandonar el proceso de compra, que está condicionado a recibir el 'visto bueno' del regulador español. «Telefónica no parece dispuesta a convertirse en un revendedor de contenidos», han asegurado las fuentes.
El consejo de la CNMC está actualmente analizando en profundidad la información disponible sobre la operación, así como las alegaciones presentadas para dictar una resolución que podrá autorizar, acordar compromisos, subordinar condiciones o prohibir la operación de concentración.
Telefónica, que posee actualmente un 44% del capital de Canal+, pasaría a disponer del 100% de la compañía al comprar a Prisa su participación en la plataforma de televisión de pago.
Posición competitiva «Irreplicable»
Para el regulador, esta operación conlleva que Canal+ va a dejar de ser el «principal competidor» de Telefónica en el mercado español de televisión de pago, así como en la adquisición de contenidos audiovisuales, y la operadora de telecomunicaciones pasaría a disponer de una cuota de mercado, tanto en términos de clientes como de ingresos, que podría darle una posición competitiva «irreplicable» en estos dos mercados.
Las fuentes advierten que, si bien Telefónica parece dispuesta a dialogar sobre compartir ciertos contenidos a precios que le sean rentables, rechaza la posibilidad de que el organismo regulador le fuerce a poner a disposición de terceros sus servicios audiovisuales empaquetados o sus propias producciones a precios regulados.
La operación de compra de Canal+ tiene un precedente, ya que en 2010 la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) –antecesor de la CNMC– estudió la transacción por la cual Telefónica y Telecinco se hicieron con un 22% cada una de la plataforma de televisión de pago. En aquel momento el regulador obligó a la plataforma a abrir a otros operadores de pago un porcentaje de los canales que poseía dentro de su oferta mayorista.
Relaciones tensas con el regulador
Preguntado por este extremo, el presidente de Telefónica en España, Luis Miguel Gilpérez, animó en septiembre a sus rivales a comprar sus propios contenidos televisivos para competir en ofertas convergentes. «No sé si Telefónica tiene que ser la central de compra de contenidos de este país», señaló entonces.
Las relaciones entre Telefónica y la CNMC no pasan actualmente por su mejor momento, toda vez que la multinacional española se ha mostrado claramente contraria a la propuestas de regulación mayorista del organismo presidido por José María Marín Quemada en banda ancha, que le obligaría a abrir su red de fibra a precios regulados en todo el territorio español excepto en nueve municipios, entre ellos Madrid y Barcelona.
El máximo responsable del negocio en España de Telefónica ha apostado por los contenidos audiovisuales como una forma de diferenciar la oferta de esta compañía de la de sus rivales. En el marco de esta estrategia, la compañía ha lanzado un servicio de vídeo bajo demanda con acceso a un catálogo de series en «exclusivas» y dispone de distintos paquetes de servicios como el de 'Movistar TV Futbol' o 'Movistar Energía', con la Fórmula 1 y Moto GP.
A datos de cierre del tercer trimestre, la planta de accesos de televisión de pago de Telefónica se situaba en 1,6 millones, lo que supone multiplicar por 2,6 veces la de septiembre de 2013, debido a la aceptación de 'Movistar TV'.