No vamos a abandonar la Unión Europea. La UE se creó como consecuencia de dos guerras mundiales que devastaron la economía de Europa y dejaron el continente dividido entre el este y el oeste. Ha tenido éxito notable, tanto es así que los ex países comunistas hicieron cola para unirse. Tuvimos un bajo rendimiento económico hasta 1965, la mitad de la tasa de otros países industrializados. Desde su incorporación a la UE, el rendimiento económico relativo de Gran Bretaña ha mejorado; nuestro PIB per cápita ha crecido más rápido que Francia, Alemania e Italia desde 1973.
El derecho a trabajar y vivir en la Unión Europea es una libertad de la que 1,3 millones de británicos obtienen ventajas en este momento, y algo de lo que nuestros hijos podrán seguir beneficiándose. Y nosotros nos beneficiamos del capital humano que supone la libertad de circulación de personas.
Es triste que los inmigrantes que desempeñan un papel tan positivo en el Reino Unido están siendo tan ridiculizados; especialmente cuando hacen una contribución positiva neta a las finanzas públicas. Sí, hay problemas locales cuando los servicios deben atender a mas personas, pero eso es por falta de recursos. Las naciones que acogen a inmigrantes han prosperado.
Esta es quizás la parte más deshonesta de toda la campaña del 'Brexit'. El año pasado fueron ligeramente más las personas que llegaron al Reino Unido desde fuera de la UE que desde dentro de ella. La eliminación de toda la migración de la UE no va a obtener el total de las «decenas de miles» que el 'Brexit' pretende expulsar.
El mercado único, algo sobre lo que Margaret Thatcher presionó para que constituyera una ventaja económica de Gran Bretaña, permite que nuestras empresas contribuyan al comercio de la UE. En la actualidad, el 44% de nuestras exportaciones van a la UE, y el 48% de la inversión extranjera directa en Gran Bretaña procede de la UE.
Estas cifras se verán afectadas negativamente, como han reconocido los propios inversores extranjeros. Lo que muestran las comparaciones internacionales sobre la facilidad de hacer negocios es que, dentro de la UE, Gran Bretaña ocupa el sexto puesto, un punto por encima los Estados Unidos.
La salida produciría una incertidumbre de los inversores y una reducción en el comercio. Ser miembro de la Zona Económica Europea, como Noruega, implicaría hacer una contribución mayor al presupuesto de la UE y una reducción de nuestra libertad de movimiento.
Fuera del Espacio Económico Europeo, el acceso de Gran Bretaña de la UE no sería tan bueno, especialmente para los servicios, el área donde el comercio británico es el más fuerte.
Problemas globales
La UE mejora nuestra posición en la mesa de negociación global. Ninguno de nuestros aliados, dentro o fuera de la UE, quiere que Gran Bretaña se vaya. Es una fantasía pensar que Gran Bretaña puede hacer frente a los grandes problemas globales que se nos presentan como el terrorismo, el cambio climático, la evasión de impuestos, el delito cibernético, sin cooperar con los demás. En un mundo global es una fantasía pensar que podemos «tomar el control». Nadie tiene el control.
Londres perdería soberanía por el camino. En el caso de incorporarse al Espacio Económico Europeo, el Reino Unido debería observar una legislación comercial que no podría modificar, al carecer de posición negociadora en Bruselas.
Tener el control significa, al parecer, reducir regulaciones. No está claro que las regulaciones europeas sean inconvenientes o excesivas. Entre las ocho peores normas de la UE elaboradas por el Daily Express se encuentra la protección del maltrato animal o la eliminación del exceso de embalaje o algunas normas que protegen a los trabajadores.
En resumen, la pertenencia a la UE, aunque no es perfecta, ha contribuido a nuestra prosperidad y a nuestra la libertad de viajar y trabajar en el extranjero.
Permanecer es claramente la mejor opción.
Miguel de la Balsa