Mientras Comunidades y Ayuntamientos de las principales zonas turísticas tratan de regular el exceso de oferta y tratan de aflorar buena parte de la economia sumergida en este terreno, la Comisión Nacional de los Mercados y la COmpetencia (CNMC) insiste en la conveniencia de que las Administraciones favorezcan la competencia en todas sus actuaciones
En ese sentido, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha estimado sustancialmente el recurso interpuesto por la CNMC aceptando la concentración de oferta en zonas turísticas, que se ofrezcan habitaciones separadas, y rechazando la obligatoriedad de un registro.
Ahora, Galicia
La CNMC ha formulado un requerimiento a la Comunidad Autónoma Gallega porque considera que la Ley de este año de control de la vivienda turística incluye artículos que restringen la competencia efectiva en el sector de los servicios de alojamiento y perjudican a los usuarios
Con el argumento de que se favorece a establecimientos ya instalados, en referencia a la Hostelería, el regulador se opone tanto a las regulación establecidas para edificios completos destinados a alojamiento turístico como a viviendas particulares.
Con respecto a los apartamentos y viviendas turísticas, edificios destinados íntegramente a esta actividad o viviendas propiedades de empresas, el regulador impulsa al Gobierno Gallego a suprimir las limitaciones de alquiler de habitaciones individuales, al establecimiento de autorización administrativa y al catálogo de servicios mínimos.
En relación con las viviendas de uso turístico de particulares el regulador propone que se suprima que se limite el número de viviendas por zonas, que se prohíba la cesión por habitaciones o que se diferencie entre alquiler de más o menos treinta días. Se opone igualmente a que se soliciten pago de tasas, seguros y registros, así como a que se establezcan requisitos mínimos.
En una palabra, el regulador traduce liberalización de los mercados con absoluta desregulación lo que abre el camino a economía irregular, opacidad administrativa y oligopolios empresariales ocultos.
¿Y si no fuera economía colaborativa?
La idea de economía colaborativa, de intercambio de favores (yo te dejo mi casa, tu me ayudas a llegar a final de mes) desaparece igualmente cuando se observa que hay ciudadanos y ciudadanas dedicados a una auténtica actividad inmobiliaria desregulada.
Como se ha publicado varias veces en Estrella Digital la mayor parte de la oferta inmobiliaria colaborativa no son viviendas o habitaciones aisladas. La mayor parte de las ofertas “multilisting” en Barcelona, Mallorca o Madrid, en el caso de Airbnb, concentran oligopólicamente la oferta.
Como desveló Estrella recientemente, en Mallorca una oferente de viviendas individuales de nombre Ángela controla más de 700 viivendas, lo que difícilmente parece libertad de mercado.
Las estrategias locales y autonómicas
Salvo en el caso de Barcelona, cuya estrategia parece más radicalizada, pretende impedir el piso turístico y limitar el crecimiento hotelero al mismo tiempo, el resto de las comunidades parecen pretender una regulación territorial del impacto de la vivienda turística y evitar su carácter sumergido, sometiéndolo a regulación administrativa.
La regulación de la nueva realidad turística parece una evidente necesidad que no se resuelve con sanciones puramente. Tampoco parece aceptable que llamemos economía colaborativa a lo que no lo es. Un grado de regulación parece necesario, opinan entes locales y autonómicos, frente a tribunales y regulador.