La entidad presidida por Emilio Saracho, -con un ratio de capital del 11,91%-, se presenta ante una crítica situación al rozar el mínimo exigido por el Banco Central Europeo (BCE) del 11,375%.
Después de haber cerrado el ejercicio del 2016 con unas pérdidas de 3.485 millones, el Popular ha afrontado en los últimos meses la marcha de su anterior presidente, Ángel Ron, quien según afirmaron los accionistas en la junta extraordinaria por su despedida, realizó una «nefasta gestión» junto con su equipo.
Actualmente, el mercado considera que el Banco Popular sólo podría optar para salvarse, si logra captar 4.000 millones de euros o si es absorbido por otra entidad. Por el momento, la entidad bancaria ha puesto a la venta 500 millones de activos dañados.
El resultado de la dotación de 496 millones a provisiones por el negocio inmobiliario, ha provocado también que las comisiones se hayan reducido y que los resultados de sus operaciones financieras se hayan desplomado un 87% reducen ligeramente y se desploman un 87% los resultados de operaciones financieras, básicamente la operativa con deuda pública.
La condición actual del Popular contrasta drásticamente con el beneficio de 93,8 millones registrado hace un año.
Marta de la Fuente